Crónica Italia.- Segunda noche de miedo y frío para los damnificados por el terremoto

Actualizado: miércoles, 8 abril 2009 15:12

El nuevo seísmo de 5,3 grados que ayer volvió a sacudir la zona atemorizó todavía más a los miles de evacuados

L'AQUILA (ITALIA), 8 Abr. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, G. Moreno) -

Las cerca de 25.000 personas que han tenido que ser evacuadas a causa del terremoto que en la madrugada del lunes sacudió el centro de Italia despertaron hoy bajo un cielo soleado, tras pasar su segunda noche a la intemperie, dentro del coche o en las tiendas de campaña y locales que han sido puestos a su disposición por los servicios de emergencia del país.

El sol y las magníficas montañas nevadas que caracterizan el paisaje de los Apeninos italianos no consiguieron disimular el dolor y la destrucción generada por el terremoto de 5,8 grados en la escala de Richter que hace dos días hizo temblar toda la ciudad de L'Aquila y su provincia, en la céntrica región de Abruzzo, sembrando también el pánico en Roma y otras localidades lejanas, cuyos habitantes también sintieron el temblor.

A primera hora de esta mañana, la autopista A24 que enlaza la capital italiana con L'Aquila aparecía casi desierta, a excepción de las ambulancias, camiones de Bomberos y demás vehículos de los servicios de emergencia que se trasladaban en una y otra dirección para asistir a los damnificados o trasladar heridos a los hospitales cercanos.

La autopista ha sido cerrada justo después de la salida 'Aquila oeste'. Los primeros bloques de edificios que aparecen en la ciudad, en la periferia, no parecen muy afectados, pero a medida que se avanza se puede constatar la destrucción que el terremoto dejó tras de sí.

Muchas casas y edificios presentan profundas grietas, mientras que otras han quedado completamente destrozadas, con paredes desplomadas que dejan al descubierto el interior de las habitaciones, tal y como las dejaron sus ocupantes antes de escapar.

El centro histórico de esta ciudad medieval ha quedado reducido a escombros y a última hora de ayer, después de la última fuerte réplica de hasta 5,3 grados en la escala de Richter que experimentó la zona, fue cerrado al tráfico por miedo a que se produzcan nuevos derrumbes.

Los servicios de emergencias todavía están trabajando con la esperanza de encontrar supervivientes, aunque esta posibilidad decrece a medida que pasan las horas. La última buena noticia llegó ayer por la noche, después de que los equipos de rescate lograran sacar con vida a la joven Eleonora, de 20 años, que pasó 43 horas bajo los escombros.

TAREAS DE RESCATE PROSEGUIRÁN HASTA EL DOMINGO.

Su caso ha devuelto las esperanzas a los familiares de los desaparecidos y los servicios de emergencias que están trabajando las 24 horas del día en las tareas de rescate. Por su parte, el ministro de Interior, Roberto Maroni, aseguró que los trabajos continuarán hasta este domingo, día de Pascua, antes de poner en marcha las operaciones de reconstrucción.

Entretanto, los miles de evacuados que ha causado esta tragedia pasaron su segunda noche en los campamentos que ha levantado la Protección Civil. Los temblores de tierra percibidos en la zona en las últimas horas han elevado el número de personas que ha decidido abandonar definitivamente su casa.

Según explicó a Europa Press el responsable de Protección Civil del campo situado en Piazza D'Armi, en L'Aquila, Massimo La Pietra, los evacuados han pasado de ser unos 700 a 1.800 y añadió que "todavía queda gente por colocar".

Entre éstos últimos figura una familia de inmigrantes procedentes de Rumanía, a la que todavía no ha sido asignado un sitio donde poder dormir. "Hoy pasamos la noche aquí en la calle", relató Matei Craciun, el abuelo de esta familia compuesta por seis personas.

"Nuestra casa ya no está, nos hemos quedado sin nada y ni siquiera tenemos dinero para volver a nuestro país", explicó Craciun entre lágrimas. Según les han prometido, Protección Civil les asignará un refugio esta tarde.

Son muchos los afectados que no saben qué responder cuando se les pregunta sobre el futuro. Tal es el caso de Giorgio, que vivía con sus padres y hermano a 200 metros del campamento de Piazza D'Armi. Su casa no parece haber sufrido daños especialmente graves, pero la oficina donde trabajaba sí. "Ha quedado reducida a escombros y, por lo tanto, me he quedado sin trabajo. Aun con todo doy gracias porque estoy vivo. A otros, entre ellos un amigo mío y varios conocidos, no les queda ni eso", lamentó.

La noche del terremoto, Giorgio durmió vestido de calle y tenía el coche cargado con todo lo necesario por si tenía que huir. Como él muchas otras personas prepararon las cosas con antelación, alertadas por los temblores que se venían registrando en la zona desde hacía meses.

Tal es el caso de Mascia y Fabrizio, una pareja joven con dos niños de dos y tres años que acudieron al campo de acogida con sus propias tiendas de campaña. "Las teníamos ya en el coche porque sabíamos que algo grave estaba a punto de suceder y mira ahora", explicó Mascia con uno de sus hijos en brazos, que a primera hora de esta mañana lloraba de frío.