Crónica Kosovo.- Las negociaciones de Viena sobre Kosovo concluyen con el mismo grado de consenso con que empezaron

Las dos delegaciones discreparon en todos los puntos del plan de Ahtisaari, que las ha convocado de nuevo para el 10 de marzo

Europa Press Internacional
Actualizado: viernes, 2 marzo 2007 15:51

VIENA, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -

Las negociaciones que se celebraban desde el pasado 21 de febrero en el Centro Austria de Viena sobre el futuro de Kosovo concluyeron hoy tal como habían comenzado, con las dos delegaciones "diametralmente opuestas" respecto al plan del enviado especial la ONU, Martti Ahtisaari, según declaró él mismo a la prensa. En todo caso, el ex presidente finlandés informó de que ha invitado a serbios y albano-kosovares a reunirse de nuevo el próximo 10 de marzo para debatir por última vez la propuesta antes de remitirla al Consejo de Seguridad de la ONU.

El enviado especial aseguró inmediatamente después de concluir las conversaciones que se intentó sacar adelante absolutamente todos los puntos de su plan sobre el futuro estatus de la provincia. "Debo decir, honestamente, que las dos partes se mantienen diametralmente opuestas en lo que se refiere al estatus", lamentó Ahtisaari.

No obstante, el diplomático finés admitió que podría revisar su propio plan de cara a la reunión del 10 de marzo "para ver qué tipo de ajustes se pueden hacer". Ahtisaari no desarrolló este punto, pero en el pasado ya dejó claro que es poco probable que introduzca cambios sustanciales a su propuesta en caso de falta de acuerdo.

Como no podía ser de otro modo, las dos partes confirmaron el diagnóstico de Ahtisaari. El jefe de la delegación serbia, Leon Kojen, declaró tras la reunión de hoy que no hubo forma de llegar a un acuerdo a lo largo de estos días. "Tal como se esperaba, no ha habido acuerdo", declaró Kojen, quien expresó su esperanza de que la ONU presente una "nueva versión" de su propuesta.

Por su parte, la delegación albano-kosovar denunció en un comunicado que la contraparte serbia "básicamente había propuesto un acuerdo completamente nuevo". Un miembro de la delegación, Skender Hyseni, lamentó que el proceso se viera socavado a causa de la actitud "destructiva" de Belgrado y de sus maniobras para "introducir un nuevo documento". "Su comportamiento fue decepcionante", aseveró Hyseni.

En todo caso, la decisión final sobre el futuro de la todavía provincia serbia corresponderá al Consejo de Seguridad, que probablemente debata y tome una resolución en abril de este año, coincidiendo con la presidencia británica del Consejo, o en mayo, en plena presidencia de Estados Unidos.

Una vez aprobado el plan definitivo debería comenzar el periodo de transición, durante el cual está prevista la aprobación de una nueva Constitución para Kosovo --para lo cual se requeriría el apoyo de dos terceras partes del Parlamento kosovar-- que tendría que ser ratificada posteriormente por el representante civil internacional.

Asimismo, en ese periodo se deberían aprobar nuevas leyes sobre elecciones, autogobierno local y límites municipales, además de los mecanismos de protección de las zonas que rodean a las iglesias y monasterios. En este tiempo, la misión de la ONU en Kosovo (MINUK) seguiría en vigor e iría transfiriendo gradualmente sus competencias a las instituciones kosovares.

DISCREPANCIAS ABSOLUTAS

A lo largo de estos diez días de negociaciones, las dos delegaciones han discrepado en todos los puntos de la propuesta de Kosovo, tanto en sus líneas principales como en sus anexos particulares.

Si ya en la primera jornada las dos partes se mantuvieron inflexibles en sus posturas iniciales respecto a los puntos principales del plan de la ONU, el resto de los días fue una larga letanía de desencuentros en los que las dos delegaciones no estaban dispuestas a dar su brazo a torcer.

Jornada tras jornada, los desencuentros fueron absolutos en los anexos referidos a la futura Constitución de Kosovo --que según Belgrado no debía ser incompatible con la recién aprobada Constitución serbia--, los derechos de las comunidades étnicas --no se llegó a ningún acuerdo sobre la creación de una entidad serbia en Kosovo--, el sistema judicial o la protección de la herencia cultural y religiosa --aunque fuentes serbias aseguraron que este fue el asunto en el que las dos partes estuvieron más cerca de llegar a un acuerdo--.

La discrepancia también fue absoluta en los anexos referentes a las cuestiones económicas --el plan establece el derecho de Kosovo a integrarse en las instituciones financieras internacionales y a firmar acuerdos internacionales y sugiere que las propiedades muebles e inmuebles serbias ubicadas en territorio kosovar y las propiedades de la Iglesia Ortodoxa serbia deberían ser entregadas a las autoridades de Pristina --y la seguridad y la presencia civil e internacional-- según Belgrado, el plan supone una violación de la soberanía nacional--.

En todo caso, ha sucedido lo que era de prever, a la vista de las declaraciones hechas por las dos partes antes de las conversaciones de la capital austríaca.

Mientras los albano-kosovares ya habían anunciado su deseo de que el plan permitiera alcanzar la independencia, el Gobierno serbio había advertido de que no admitiría ninguna propuesta que no preservase la integridad territorial del país y había expresado su esperanza de que el Consejo de Seguridad de la ONU bloquease cualquier plan que suponga una escisión en un "Estado miembro".

Al respecto, el primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, recordó el primer día de las negociaciones que sólo se podía llegar a un acuerdo si se respetaban el Derecho Internacional, la Carta de Naciones Unidas y la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU.

La resolución 1244, aprobada el 10 de junio de 2002, establecía que Kosovo debía seguir siendo parte integrante de la entonces República Federativa de Yugoslavia, disponía una administración civil provisional a cargo de la ONU, con la presencia de fuerzas de mantenimiento de la paz dirigidas por la OTAN, y aludía a la necesidad de una "solución definitiva" para determinar el "estatuto futuro" de Kosovo.

LA PROPUESTA

Martti Ahtisaari presentó el pasado 2 de febrero su propuesta, en la que no se menciona expresamente la palabra "independencia" pero sí se contempla que Kosovo goce de una amplia autogestión, que sería supervisada por la comunidad internacional, y que se conceda a la todavía provincia serbia todos los atributos propios de un Estado soberano --Constitución, bandera e himno nacionales--, así como el derecho a estar representada ante los organismos internacionales.

El proyecto, que consta de 60 páginas, pide que Kosovo "se gobierne a sí mismo de forma democrática y con total respeto por la ley", recomendando la adopción de una Constitución propia y postulando su derecho para "negociar y adherirse a acuerdos internacionales, incluido el derecho a su inclusión como miembro en las organizaciones internacionales". El proyecto prevé también la concesión de una amplia autonomía a las áreas de Kosovo de mayoría serbia, concentradas en el norte de la provincia.

El sistema para Kosovo sería similar al de los Acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra de Bosnia de 1992-95 y establecieron una administración internacional para supervisar los asuntos del día a día. A tal efecto, fuentes diplomáticas incidieron en que el proyecto de Ahtisaari recomendará la creación de un representante internacional.

Kosovo ha estado bajo protectorado de la ONU desde 1999, cuando los bombardeos de la OTAN pusieron fin a la campaña de Serbia contra los separatistas albano-kosovares. La mayoría albanesa de la provincia quiere la independencia, pero Belgrado quiere que Kosovo siga formando parte de Serbia.

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