Crónica Tailandia.- El partido de Thaksin se perfila como favorito en las primeras elecciones tras el golpe de Estado

Actualizado: sábado, 22 diciembre 2007 13:21

La insurgencia musulmana, ausente de la campaña electoral

BANGKOK, 22 Dic. (EP/AP) -

Hace ya quince meses que el Ejército tailandés depuso al entonces primer ministro Thaksin Shinawatra, pero en las elecciones de mañana domingo todo apunta a que el partido respaldado por el ex primer ministro y magnate empresarial, el Partido del Poder Popular (PPP), obtendrá la mayoría, lo que supondría un fracaso para la Junta Militar, ya que los dirigentes de esta formación tienen casos de corrupción pendientes muy similares a los que sirvieron como argumento a los militares para su golpe de Estado.

El máximo dirigente del PPP es Samak Sundaravej, un veterano político de 72 años reputado entre la derecha tailandesa y ex gobernador de Bangkok. Sin embargo, dos escándalos de adjudicación de contratos aún lastran la carrera política de Samak. La justicia tailandesa investiga las presuntas irregularidades registradas en la adjudicación de un contrato de gestión de residuos firmado en 2003 y la compra de una partida de camiones de bomberos en 2004 por causas similares. Samak, sin embargo, niega que haya irregularidad alguna.

El objetivo declarado del PPP y sus dirigentes con respecto a Thaksin, quien mueve los hilos en la sombra desde su exilio de Londres, es muy claro. "Tengo que traerle (a Thaksin) de nuevo al primer plano. Aplicaremos las mismas políticas. Thaksin puede darnos algunos consejos, si no va contra la ley", declaró Samak en una entrevista.

El principal rival del PPP es el Partido Demócrata (PD), la opción preferida por los militares. El PD está liderado por Abhisit Vejjajiva, un joven político de 43, uno de los pocos de la escena tailandesa que no tiene escándalos de corrupción en su haber. Abhisit es un reputado economista educado en la Universidad de Oxford (Reino Unido) con poca experiencia política.

A pesar de la hegemonía de PPP y PD, lo más probable es que ninguno de los dos logre una mayoría absoluta, lo que daría al partido Chart Thai (Nación Tailandesa) un importante protagonismo, ya que se convertiría en la llave del Gobierno. Sin embargo, el Chart Thai está dirigido por el ex primer ministro Banharn Silpa-Archa, quien también tiene reputación de corrupto. Conocido en Tailandia como el "cajero automático ambulante", podría incluso repetir al frente del Gobierno a sus 75 años de edad a cambio del respaldo de su partido a alguna de las dos formaciones mayoritarias.

Banharn también es conocido como "señor 20 por ciento", debido a que se rumorea que solía cobrar esta cantidad a cambio de la concesión de contratas gubernamentales durante su mandato, entre 1995 y 1996, unos cargos que el ex mandatario niega. Algunos incluso han llegado a insinuar que su gestión económica sentó las bases para la crisis financiera asiática de 1997, que sacudió la región y el mundo entero.

"DESASTRE" PARA LA JUNTA

"Lo único que está en juego en estas elecciones es si la población apoya o no al ex primer ministro Thaksin", opinó un analista político y activista prodemocrático Giles Ji Ungpakorn. Una victoria del PPP de Thaksin sería un "desastre" para el Ejército, afirmó el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Chulalongkorn, Thitinan Pongsudhirak, quien cree que los militares podrían presionar a otros partidos para apoyar al Partido Demócrata, en una referencia casi directa al Chart Thai de Banharn.

"No pueden permitir que el PPP llegue al Gobierno y deshaga todo lo hecho desde el golpe" de Estado, agregó Thitinan. En la capital, Bangkok, se especula también con que las autoridades podrían anular las candidaturas del PPP, posponer las elecciones o incluso, una vez consumada la victoria del partido apoyado por Thaksin, dar un segundo golpe de Estado.

Sin embargo, el Ejército insiste en que aceptará los resultados de los comicios, sean estos los que sean. "Las elecciones del 23 de diciembre deben ser consideradas como definitivas. Debemos aceptar el resultado", declaró el máximo responsable del Ejército el 19 septiembre de 2006, cuando se dio el golpe de Estado, cuando depositó su voto anticipadamente, el pasado sábado.

SILENCIO SOBRE LA INSURGENCIA

Sea cual sea el resultado de los comicios, el nuevo Gobierno tendrá una importante presión para tomar medidas duras para afrontar el principal problema que vive el país: la insurgencia musulmana de las tres provincias del sur.

Paradójicamente, esta cuestión ha estado ausente de la campaña electoral a pesar de que el Gobierno provisional instalado por el Ejército apenas ha realizado gestiones para intentar frenar la violencia. Este silencio podría indicar incluso que la clase política prefiere no entrar en esta espinosa cuestión y dejar que el Ejército continúe ocupándose de la insurgencia.

Precisamente para impedir cualquier incidente durante el desarrollo de la jornada electoral el Gobierno provisional activó el pasado miércoles un dispositivo especial de seguridad que prevé el despliegue de 200.000 efectivos de seguridad entre militares y policías. Este dispositivo permanecerá activo hasta que termine el recuento de los sufragios.

En su gran mayoría, 190.000, son agentes de policía que se desplegarán por todo el país, pero su presencia se hará notar más en el norte y el noreste del país, bastiones de apoyo a Thaksin, así como en el sur, donde se teme que la insurgencia musulmana pueda dificultar el desarrollo de las votaciones, explicó el general de la Policía Wichien Photphosri.

Otros 1.500 agentes estarán a disposición de la Comisión Electoral para que pueda investigar las acusaciones de fraude que puedan surgir durante el proceso. La Comisión Electoral ha solicitado además 4.000 militares para guardar los colegios electorales y las carreteras en el sur del país.

Estos efectivos engrosarán el contingente de 16.000 militares que ya se encuentran en el sur para intentar frenar la violencia insurgente, que se ha cobrado la vida de al menos 2.600 personas desde 2004.

Unos 45 millones de personas tienen derecho a voto en este país de más de 62 millones de habitantes. De ellos, 3.894 candidatos de 31 partidos políticos aspiran a ocupar los 480 escaños del Parlamento tailandés.

Entre los candidatos no está Thaksin ni cien miembros más de su partido, el Thai Rak Thai, debido a una resolución judicial que prohíbe la actividad política a estos dirigentes y ordena la disolución del partido.