El Ecuador de Rafael Correa

Rafael Correa
HENRY ROMERO / REUTERS
Actualizado: miércoles, 24 mayo 2017 9:27

QUITO, 24 May. (EDIZIONES) -

Rafael Correa pone fin este miércoles a una década como presidente de Ecuador. Ha tenido tiempo suficiente para cambiar el país de punta a punta y lo ha hecho con un balance positivo en el rumbo económico y el desarrollo social, al que hay que añadir un saldo controvertido por la deriva autoritaria de los últimos años que deja a su sucesor un país profundamente polarizado.

Correa llegó al Palacio de Carondelet en 2007, todavía con la resaca de la quiebra del sistema bancario de Ecuador en 1999 que obligó a rescatar a casi todas las entidades financieras y a adoptar el dólar como moneda nacional, causando pérdidas por valor de 8.000 millones de dólares y provocando una de las mayores olas migratorias en la historia del país.

Economista de profesión, Correa abogó por "un cambio radical" ante "el fracaso del neoliberalismo". "Hay que pasar de una economía rentista, financiera y descontrolada a una economía que apoye al sector productivo y a la generación de empleo, sobre todo a través de la economía popular", defendía en el programa electoral que le catapultó hacia la Jefatura del Estado.

Correa declaró a Ecuador en bancarrota y anunció una moratoria sobre la deuda pública, que en su mayor parte consideró "ilegal" por haber sido contraída por los gobiernos "irresponsables" que provocaron el 'feriado bancario'. Centró sus esfuerzos en la inversión pública para resucitar los maltrechos sectores de la educación y la sanidad y en reconstruir el debilitado tejido productivo.

Esta estrategia hizo que Ecuador pasara de una tasa de hasta el -8 por ciento tras la crisis financiera a una media de crecimiento de en torno al cuatro por ciento. No obstante, el ritmo se minoró y volvió a tasas negativas a causa de la caída del precio del petróleo en el mercado internacional y al terremoto del 16 de abril de 2016 en Manabí, por el que el Gobierno auguró pérdidas de 30.000 millones de dólares.

Las perspectivas actuales son negativas porque, según ha explicado el economista Walter Spurrier a BBC Mundo, Correa no aprovechó la bonanza petrolera para lograr definitivamente el desarrollo de Ecuador. "El sesgo anticapitalista privó al país de inversión privada que hubiera resultado en un elevado crecimiento económico y, en su lugar, deja un gasto público que no tiene cómo cubrir", advierte.

LUCHA CONTRA LA POBREZA

Sin duda, uno de los mayores logros de la era Correa ha sido reducir en 1,5 millones el número de personas pobres en Ecuador. Según datos del Gobierno, la pobreza ha pasado del 36 por ciento en 2007 a un 22 por ciento en 2016, una reducción "histórica", tal como ha destacado Correa y ha reconocido Naciones Unidas.

De forma paralela, en esta década Ecuador ha visto crecer y consolidarse a una clase media que ha permitido reducir la brecha social. El coeficiente de GINI, que mide la disparidad de ingresos entre la población en un intervalo en el que cero es la perfecta igualdad y uno la máxima diferencia, se situó el año pasado en el 0,466 frente al 0,551 de 2007.

Y todo ello gracias a un gasto social de más de 60.000 millones de dólares que se traduce en una inversión por persona de cerca de 600 dólares y que apenas alcanzaba los 140 dólares cuando Correa llegó al Gobierno.

"Esto deja claro que nuestros logros no son una cuestión de suerte, que no obedecen a una supuesta bonanza petrolera, sino a decisiones políticas a favor de los intereses mayoritarios, del bien común y, sobre todo, de los más pobres", ha defendido Correa.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

En la otra cara de la moneda, su Gobierno se ha distinguido también por perseguir la crítica. Su principal objetivo ha sido "la prensa mafiosa", para la que creó una Ley de Comunicación que le da amplios poderes de sanción, incluso por "omisión" de noticias.

"Correa ha tenido a la prensa independiente entre ceja y ceja desde el inicio de su Presidencia y se ha esmerado en enviar el mensaje de que su Gobierno no tolera la crítica", sostiene Daniel Wilkinson, de Human Rights Watch.

El director ejecutivo de Fundamedios, César Ricaurte, recuerda en un artículo en el 'New York Times' que Ecuador "es un país en el cual se enjuicia a un candidato presidencial, a un canal de televisión y a una encuestadora por difundir los resultados de un sondeo a pie de urna".

Correa esgrime que la prensa ecuatoriana está en manos de grupos empresariales que han usado su influencia a favor de "intereses privados". Moreno, por su parte, ya ha anticipado un cambio de tendencia: "conmigo los periodistas encontrarán respeto y mayor tolerancia".

PERFIL INTERNACIONAL

La Revolución Ciudadana ha servido asimismo para situar a Ecuador como un actor de peso en la política latinoamericana gracias al carisma de Correa y a su proximidad a la corriente bolivariana protagonizada por Hugo Chávez, aunque ha sabido distanciarse de ella cuando ha sido necesario, por ejemplo, con la crisis política en Venezuela.

La relevancia regional de Ecuador se ha hecho patente con el diálogo de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla del ELN que se desarrolla en Quito y para el cual Correa ofreció sus buenos oficios durante los años de "contactos exploratorios".

En la arena internacional, su paso por Carondelet será recordado por poner en jaque a Estados Unidos dando asilo político a Julian Assange en la Embajada de Londres. El fundador de Wikileaks ha permanecido allí cinco años pero se espera que su situación se resuelva pronto después de que Suecia archivara el último cargo en su contra esta misma semana.

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