WASHINGTON 9 Jul. (EP/AP) -
El presidente estadounidense, George W. Bush, invocó hoy su privilegio ejecutivo para denegar las peticiones del Congreso para que testifiquen dos ex ayudantes de la Casa Blanca.
No obstante, ofreció una vez más que Sara Taylor y Harriet Miers sean entrevistadas de forma privada y 'off the record' sobre el eventual papel de la Casa Blanca en la destitución de varios fiscales estadounidenses.
En una carta a los jefes de las comisiones judiciales de la Cámara de Representantes y del Senado, el consejero de la Casa Blanca Fred Fielding insistió en que Bush actúa de buena fe y rechazó la demanda de los diputados de que el presidente explique la base para invocar el privilegio que tienen los presidentes para no poner información a disposición del Congreso.
Según Fielding, "el presidente se siente obligado a ejercer el privilegio ejecutivo con respecto al testimonio de Sara M. Taylor y Harriet E. Miers". En este sentido, en la misiva se deja claro que la decisión de Bush se corresponde con "prácticas anteriores en contextos similares y ha sido adecuadamente documentada".
Fielding dio con ello respuesta al plazo dado por los presidentes demócratas, el senador Patrick Leahy y el representante John Conyers, para que la Casa Blanca explicara su petición de privilegio, demostrara que el presidente la había invocado personalmente y documentara por qué se hacía.