España.- La ex ministra de Inmigración iraquí dice que los atentados "no fueron consecuencia" del envío de tropas a Irak

Europa Press Internacional
Actualizado: miércoles, 18 abril 2007 18:45

VALENCIA 18 Abr. (EUROPA PRESS) -

La ex ministra de Inmigración iraquí, Pascal Warda, afirmó hoy que los atentados del 11-M en Madrid "no fueron consecuencia" de la presencia de tropas españolas en la última guerra de Irak. "Decir eso es hacer una manipulación política negativa", aseveró. No obstante, dijo, "los españoles dieron la victoria política a quien apoyó la retirada de las tropas", apuntó, "pero la situación no cambió y el problema continúa allí"

Warda se expresó en estos términos durante la conferencia inaugural del seminario 'Europa y el Islam: el futuro de las identidades culturales' en el que, desde hoy y hasta el viernes, intelectuales internacionales se dan cita en Valencia para analizar esta cuestión. Hoy participan, entre otros, el economista Ramón Tamames con la ponencia 'Los países islámicos en la estructura económica mundial de hoy: aspiraciones y realidades', y el catedrático de Literatura Árabe, Serafín Fanjul, con 'Al-andalus, un mito provechoso'.

La ex ministra sostuvo que "la desorganización económica y social que se vive en estos momentos en Irak es consecuencia no sólo de esta guerra sino de muchas, puesto que Sadam Hussein destruyó el país durante su dictadura, una dictadura apoyada por ustedes", dijo en alusión a España y a los países occidentales. Lo que ocurre en Irak "no es lo peor del mundo", sino que "es la consecuencia del cambio hacia la democracia y necesita tiempo", apostilló.

Al respecto, matizó que "nadie desea ser ocupado" pero que el país está "destruido" en sus infraestructuras y "no hay seguridad", por lo que, a su juicio, "los americanos son necesarios hasta que Irak pueda recuperar las calles y su seguridad". Según Warda, "la ONU no quiso asumir esta responsabilidad y los países comenzaron a tomar posturas según sus propios problemas".

Así, explicó que los iraquíes querían ayuda para acabar con el régimen dictatorial pero no fue posible y al final "hubo que recurrir a la solución que nadie quería: la fuerza, a través de la ocupación". Añadió que "el pueblo iraquí no está harto de los americanos o de los británicos, sino que está harto de que la situación no se arregle y de que las autoridades del país no hagan lo que tendrían que hacer. La gente espera que las cosas funcionen", incidió.

En la misma línea, comentó que "el antiamericanismo no es la solución y constituye una manipulación". Además, insistió en que, Europa "no puede aplaudir un fracaso en la instauración de la democracia en Irak --que consideró una necesidad-- porque también sufrirá las consecuencias". De hecho, la guerra de Irak ya "ha cambiado el escenario geopolítico", resaltó.

Subrayó que "el terrorismo es una enfermedad contagiosa que no es patrimonio de Irak, sino que lo ha habido siempre" y pidió "colaboración para contrarrestarlo". A su vez, matizó que "no hay que limitar al pueblo iraquí a un movimiento como 'Al-Jazzira' porque la calle no tiene nada que ver con eso. De hecho, --continuó-- el pueblo iraquí no era ni será nunca integrista", aseguró.

En este sentido, señaló que uno de sus principales problemas ahora es que su Gobierno "está en una situación débil y sin autoridad, le falta liderazgo", y "los políticos utilizan las diferencias 'sectoriales', en sentido religioso, para conseguir poder", de forma que "dividen" a la sociedad y "no asumen su responsabilidad política sin mezclarla con la religión", indicó.

No obstante, consideró que "la situación ha mejorado" con respecto al régimen anterior, aunque lamentó que "a Europa sólo llegan las explosiones y no los cambios y mejoras que se están produciendo". De este modo, precisó que "ahora se hay multitud de periódicos, televisiones o satélites; se puede hablar o denunciar; y se permiten el asociacionismo o las reuniones", ejemplificó.

Respecto a los países más cercanos, Warda hizo hincapié en que "los iraquíes no quieren tener nada que ver con Irán", país que, según dijo, "intenta utilizar al pueblo iraquí". Asimismo, intuyó que "casi todos los terroristas que llegan Irak lo hacen a través de Siria", por lo que también se cuestionó su relación con este país.

LA ESPERANZA DEL MUNDO ÁRABE

Por su parte, Tamames destacó que el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG) formado por Kuwait, Arabia Saudí, Bahrein, Qatar, Omán y Emiratos Árabes Unidos, constituye "la esperanza del mundo árabe", puesto que es una zona con "gran riqueza en hidrocarburos", que "está experimentando un crecimiento económico impresionante, un cambio en la estructura económica y se está convirtiendo en una gran potencia financiera diversificada industrialmente y bien administrada", subrayó.

Además, informó sobre un proyecto de la Unión Europea para ayudar a los países del CCG a tener una moneda común, que según previó, "será la más importante después del dólar y del euro". A pesar de que, estos países "tienen ciertas debilidades", dijo, se puede producir "cierto efecto espartaco" --de esclavos que se levantan contra sus amos--, que "permita que se marquen unas pautas hacia su desarrollo". No obstante, instó al resto de países, incluido España, "a motivar" a estos países y "fomentar las relaciones económicas" con ellos.

Por último, Fanjul advirtió de que se está haciendo una "utilización parcial" de una parte de la historia que ha llevado a que "del recuerdo nostálgico, inspirador e inocente de los poetas palestinos, libaneses o sirios del siglo XX" que evocan un pasado musulmán, se haya pasado a un "plano real y peligroso" que ha llevado a muchos árabes a "creer que se va a producir una reconversión de la historia y los países al Islam".

Fanjul, que consideró esta idea "absurda", matizó que en el caso concreto de los atentados terroristas que reivindican el mito del Al-alandalus "es una situación muy especial de la que no se puede responsabilizar a todos los musulmanes", ni siquiera a los que piensan que se ha de recuperar el Al-andalus "porque hay otras vías más eficaces" para ello.

Según dijo, "no se trata de perseguir, marginar ni coartar derechos de inmigrantes o de gente de ninguna religión" pero lo que sí "se debe" hacer "es controlar que la Constitución, las leyes del Código Penal y del Código Civil se cumplen al cien por cien por cualquiera", concluyó.

Contenido patrocinado