Un ex carcelero de la prisión S-21 no se arrepiente de la muerte de miles de personas en el régimen de Pol Pot

Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 14 julio 2009 18:48

PHNOM PENH, 14 Jul. (Reuters/EP) -

Un antiguo carcelero del centro de detención y torturas S-21, la principal cárcel del régimen de los Jemeres Rojos en los años setenta en Camboya, no se arrepiente de las muertes de las más de 15.000 que pasaron por la prisión y acusa a Estados Unidos y Vietnam de todos los males que ha padecido su país desde entonces.

En su testimonio ante el tribunal auspiciado por la ONU que juzga los crímenes de antiguos dirigentes del régimen de Pol Pot, Man Nay, también conocido como Chan, negó hoy haber participado las torturas y asesinatos de prisioneros a pesar de las denuncias de los supervivientes.

Tras preguntar el juez si se arrepiente de lo ocurrido en la S-21, de la que sólo salieron con vida ocho personas, Chan no mostró ningún remordimiento. "Mi único pesar es que nuestro país fuera invadido. Hablando con franqueza, los americanos nos invadieron y luego los vietnamitas nos invadieron. Ése es mi lamento", afirmó.

Durante las cinco horas que duró la declaración, este antiguo profesor dijo recordar muy poco del centro de interrogatorios situado en Phnom Penh, antes un colegio y ahora reconvertido en museo de los horrores que recuerda el genocidio de los Jemeres Rojos.

Chan ha conseguido la inmunidad a cambio de dar su testimonio ante el tribunal, pero se mostró reacio a hablar de Duch, el antiguo director de la S-21 que está siendo juzgado por crímenes de guerra y contra la Humanidad. "Duch me encargó que interrogara a los detenidos. No utilicé la tortura en mis interrogatorios. Creía que no conseguiría una confesión verdadera", señaló.

A la pregunta de los jueces acerca de la muerte de civiles inocentes, Chan, que ahora tiene 76 años, aseguró que "nadie era inocente; esa gente cometió delitos". "Esa era el motivo de su detención. Si era grave o no, no lo sé", añadió.

El régimen inspirado por Pol Pot en Camboya entre 1975 y 1979 provocó la muerte de dos millones de personas que fallecieron asesinadas, por inanición, torturadas o a causa de los trabajos forzados en los tristemente conocidos como 'campos de la muerte'.

En un intento por hacer desaparecer todo indicio de modernidad en el país, los Jemeres Rojos impusieron una dura política en la que asesinaron a médicos, profesores, políticos, activistas o incluso a civiles corrientes sólo por llevar gafas. Todo el mundo era sospechoso de espionaje y se llevaron a cabo detenciones y ejecuciones sumarias que llevaron a desaparecer a un tercio de la población.

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