Siria
ABDALRHMAN ISMAIL / REUTERS
Actualizado: miércoles, 17 febrero 2016 21:15

GINEBRA/PARÍS, 17 Feb. (Reuters/EP) -

Las principales potencias mundiales siguen intentando sentar las bases para un proceso de paz sirio, después de las fallidas conversaciones de Ginebra. Sin embargo, todavía no han conseguido resolver uno de los principales obstáculos para poner fin a la guerra: decidir quién es objetivo terrorista y quién no.

Una lista, elaborada por Jordania y presentada en el Consejo de Seguridad el 18 de diciembre del año pasado, recoge las opiniones de 17 países, entre ellos Estados Unidos, Rusia, Turquía, China e Irán. El borrador enumera 163 facciones, muchas activas en Irak y Siria, e indica qué país asocia a cada grupo con el terrorismo, así como aquellas pendientes de valoración.

Sin embargo, las divergencias son notables y aparte de reconocer a Estado Islámico o al Frente Al Nusra, rama en Siria de Al Qaeda, como grupos terroristas no hay mayor unanimidad entre las potencias.

El amplio despliegue de actores que combaten en la guerra siria explica esta falta de consenso. Las potencias apuestan por incluir a las organizaciones combatientes rivales en una lista negra y mantener a sus aliados al margen de la misma, hasta el punto de que Irán sugirió incorporar en el borrador a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA).

FALTA DE CONSENSO

Además de Estado Islámico y el Frente Al Nusra, Turquía solo considera como facciones terroristas a los grupos kurdos, entre los que se incluyen las Unidades de Protección Popular (YPG), el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK), mientras que Omán, Irán o Reino Unido no han proporcionado ningún tipo de valoración.

Entre las nominaciones de El Cairo se encuentran las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, que apoyan activamente al presidente sirio, Bashar al Assad. Washington ha sugerido discutir la posición de las facciones Ahrar al Sham y Jaysh al Islam, dos grupos respaldados por Arabia Saudí y que Riad quiere incluir en las futuras negociaciones de paz.

Un alto cargo del Golfo Pérsico ha señalado que unos diez grupos están luchando sobre el terreno, mientras que hasta 1.200 pequeñas organizaciones se limitan simplemente a sobrevivir. "Son como pequeños átomos flotando por todas partes y las diez facciones son como agujeros negros que intentan absorberlos en función de sus necesidades", ha explicado.

Sin una lista definida, cualquier facción beligerante puede acusar a sus rivales de terroristas y continuar combatiéndolos libremente. En Siria, Al Assad, respaldado por Rusia, considera como blanco a todos los grupos armados de la oposición.

"¿Quién negociará con los terroristas? ¿Si un grupo terrorista rechaza el alto el fuego, quién les pedirá explicaciones", afirmaba el presidente sirio hace unos días.

UNA LISTA ILUSORIA

"La dificultad que tenemos es que hay cientos de grupos operando sobre el terreno, que pueden cambiar sus nombres y su afiliación día a día", ha señalado un diplomático europeo. En Siria, las alianzas se concretan en función de las necesidades locales y los grupos cambian su afiliación dependiendo de su situación.

Moscú ha instado a las potencias involucradas a concretar una lista que sea aprobada por el Consejo de Seguridad, pero los diplomáticos occidentales consideran que se trata de una aspiración "imposible", a la par que una estratagema de Rusia para "desviar la atención a cuestiones menos relevantes".

"Es imposible. Todo el mundo ha comprendido que se trata de una ilusión. No habrá lista del terrorismo, abre demasiadas divisiones. Los rusos hablarán quizás sobre ello, ofrecerán un discurso retórico, pero les reto a que creen una lista que satisfaga a todas las partes", ha dicho el alto cargo occidental. "Se trata del típico debate de: donde un hombre es terrorista, en otro es un luchador libre", ha añadido.

En diciembre, el Consejo de Seguridad aprobó de forma unánime una resolución para respaldar un plan internacional que acabe con la guerra en Siria. Un conflicto que se ha cobrado 250.000 víctimas y que ha generado más de once millones de desplazados y refugiados.


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