Francia.- Socialistas y centristas, unidos por primera vez, no logran aprobar la moción de censura contra el Gobierno

Actualizado: martes, 16 mayo 2006 22:41

La unión de todas las fuerzas políticas aísla aún más a un Dominique de Villepin en entredicho

PARIS, 16 May. (Del corresponsal de EUROPA PRESS, Javier Gómez) -

Los votos unidos de toda la oposición parlamentaria francesa, compuesta por el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista y una parte de la centrista Unión por la Democracia Francesa (UDF), no bastaron para aprobar la moción de censura presentada contra el Gobierno por el PS. La iniciativa sirvió a la oposición para protestar por el escándalo provocado por el 'caso Clearstream', que relaciona presuntamente al primer ministro, Dominique de Villepin, y al presidente, Jacques Chirac, con una trama de espionaje contra el 'número dos' del Ejecutivo y ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.

Sólo 190 diputados de la Asamblea Nacional votaron a favor de la moción de censura, muy lejos de los 289 que necesitaba para salir adelante. El debate previo a la votación fue muy acalorado y el líder de la UDF, François Bayrou, aprovechó para cargar duramente contra el Gobierno y denunciar lo que considera una "República absolutista".

"Tenemos un virus en nuestra democracia que impide a nuestra democracia defenderse como necesitaría. Este virus es el absolutismo. (...) disimulado, sin control", indicó. "Aparentemente tenemos separación de poderes, aparentemente es el Parlamento el que vota las leyes. La realidad es otra: el poder ejecutivo es a la vez el poder ejecutivo y el legislativo, (y) multiplica sus maniobras para controlar el poder judicial", agregó.

En su opinión, en "esta República absolutista, quien controla el Elíseo controla la mayoría". "Este régimen, bajo la izquierda y bajo la derecha, es un antiguo régimen. Nosotros, el Parlamento, elegido del pueblo (...) tenemos el medio para salir de esta crisis que dura desde hace meses y en realidad desde hace décadas", afirmó, antes de llamar a derribar "el muro de Berlín" que separa a la izquierda de la derecha.

Antes de la intervención de Bayrou, el líder socialista, François Hollande, dirigió todas sus críticas hacia Dominique de Villepin. Recordó que lleva en el cargo menos de un año y que durante este período ha vivido varias "pruebas": los motines urbanos y el Contrato Primer Empleo (CPE). "Estos dos fracasos deberían de justificar ya su salida (del Gobierno)", afirmó.

Hollande consideró que el primer ministro "ha perdido la confianza" de los franceses y dijo que el 'caso Clearstream' es "uno de los más graves" que ha vivido la V República francesa "porque afecta al Estado mismo, a su funcionamiento, a sus instituciones".

Asimismo, valoró que se trata de un "asunto de Estado" porque los servicios secretos han sido utilizados con "fines de pasión política (...) porque el Estado mismo ha caído prisionero, acaparado por clanes, para saciar sus rivalidades personales".

Finalmente, explicó que el Gobierno de Villepin, que definió como "un campo de batalla" en el que el odio es el "sentimiento común", vive una "crisis política de gran dimensión" que le impide "trabajar por el interés del país"

En respuesta, el primer ministro reprochó a los socialistas la presentación de una moción "en nombre de la calumnia, el rumor y la mentira" que supone el 'caso Clearstream'. Igualmente, señaló que él podría "fácilmente" evocar los asuntos de los anteriores gobiernos socialistas, pero que rechazaba este tipo de "polémicas".

La unión de todas las fuerzas políticas parlamentarias contra el Gobierno aísla aún más a un Dominique de Villepin en entredicho y cuya popularidad ha caído 24 puntos desde enero. Aunque todos los diputados UMP han apoyado a su primer ministro, las críticas contra su actuación al frente del Ejecutivo son cada vez más intensas incluso entre sus propias filas. Algunos diputados de la UMP decidieron ausentarse durante el discurso de Villepin, para mostrar su disconformidad con la gestión del dirigente.

DIVORCIO CENTRISTA

Irrelevante en su resultado, la moción de censura de hoy tiene, sin embargo, un gran significado político. Supone la ruptura definitiva entre la formación centrista de la UDF y la conservadora UMP, aliadas al inicio de la legislatura. El divorcio ha sido progresivo y el líder centrista François Bayrou se ha convertido en uno de los mayores azotes del Gobierno, aunque sólo ha conseguido arrastrar a la mitad de su grupo parlamentario (31 diputados) en su estrategia rupturista.

Bayrou defendió su decisión como un "acto de oposición al declive de Francia" y criticó la "decadencia del Estado" bajo los mandatos del presidente Chirac. Ya en julio de 2005, sólo menos de un tercio de los escaños UDF votaron a favor del Gobierno en la moción de confianza implícita suscitada por Villepin, tras aprobar por decreto una reforma laboral.

El sistema electoral francés, que no tiene ninguna cuota proporcional en las legislativas, hace casi imposible la elección de ningún diputado de la UDF si no es gracias a un pacto con la UMP para que le ceda la candidatura en alguna circunscripción. Esto ha empujado a muchos diputados centristas a querer mantener la buena relación con el Ejecutivo.

La moción de censura se ha convertido en un arma recurrente por parte de la oposición en esta legislatura, en la que se han presentado otras cuatro iniciativas parlamentarias de este tipo. Si entre 2002 y 2005, el ex primer ministro Jean Pierre Raffarin debió hacer frente a dos mociones de censura (ambas por la ausencia de política social del Ejecutivo, según el PS), Villepin, que ni siquiera lleva un año en el cargo, sumó hoy su tercera.

La primera sirvió a los socialistas para protestar contra la decisión de aprobar varias reformas laborales por decreto, en julio de 2005, la segunda, en febrero, por el CPE, reforma finalmente retirada por el Ejecutivo, y la tercera, la de hoy, "por la implicación del Ejecutivo en el tenebroso asunto Clearstream".

A pesar de que la amplia mayoría en la Asamblea de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, centroderecha, 364 diputados de 577) hace imposible la consecución de la censura, la medida sirve para obligar al Gobierno a pronunciarse, ganar visibilidad política y tensionar aún más las diferencias que conviven en el seno del Ejecutivo, entre los seguidores de Nicolas Sarkozy (mayoría) y quienes optan por apoyar a Dominique de Villepin.