El gran muftí de Líbano pide que se cumplan las demandas de los manifestantes

El gran muftí de Líbano y principal autoridad religiosa suní del país, Abdul Latif Derian.
El gran muftí de Líbano y principal autoridad religiosa suní del país, Abdul Latif Derian. - REUTERS / MOHAMED AZAKIR - Archivo
Publicado: domingo, 10 noviembre 2019 4:50

BEIRUT, 10 Nov. (Reuters/EP) -

El gran muftí de Líbano y principal autoridad religiosa suní del país, Abdul Latif Derian, ha reclamado este sábado la formación de un nuevo Gobierno de emergencia compuesto por expertos técnicos para satisfacer las demandas de los manifestantes, cuyas protestas han provocado la dimisión del primer ministro libanés, Saad Hariri.

"Ha llegado el momento de satisfacer las demandas de la gente y el libre albedrío nacional que trasciende sectas, partidos políticos y regiones", ha indicado el gran muftí en un discurso televisado con motivo del cumpleaños del profeta Mahoma.

"Ha llegado el momento y es oportuno, después de esta llamada de atención nacional, para que comience el proceso de reforma y para que los que están en el poder formen un Gobierno de emergencia compuesto por personas competentes sin demora", ha agregado.

Asimismo, ha instado a "proceder de inmediato a llevar a cabo el paquete de reformas preparado por el primer ministro Hariri para resolver los problemas del país".

En este contexto, el patriarca maronita de Líbano y principal autoridad cristiana del país, Bechara al Rai, también ha pedido un cambio en el Gobierno para incluir tecnócratas cualificados.

Antes de su dimisión, Hariri acordó un paquete de reformas con sus socios en el Gobierno de coalición para aliviar la crisis económica que ha provocado unas protestas sin precedentes contra la élite gobernante libanesa.

Los planes incluyen medidas como la reducción del 50 por ciento de los salarios de los funcionarios actuales y anteriores, pero no han conseguido aplacar los ánimos de los manifestantes y debe acordarse un nuevo Gobierno que reemplace al anterior.

Las protestas arrancaron a principios de octubre en medio del deterioro de la crisis y después de una caída de la moneda local por primera vez en las últimas dos décadas. El descontento se arrastraba ya desde julio, cuando el Parlamento aprobó un presupuesto de austeridad para hacer frente al déficit.

Líbano hace frente a una gran deuda pública y problemas financieros debido a la ralentización del flujo de capitales necesario para financiar al Gobierno, lastado además por el escaso crecimiento y una elevada tasa de desempleo, cercana al 30 por ciento.

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