MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Unos 200 manifestantes pretenden continuar acampados en la plaza del Globo de la ciudad de Sohar, ubicada en el noreste de Omán, a pesar de que en las últimas horas las autoridades han elevado de naranja a rojo el nivel de advertencia para que abandonen el lugar, según recoge la agencia regional Gulf News.
Este grupo de manifestantes, en su mayoría jóvenes, se niega a abandonar la plaza después de seis días de ocupación para exigir una apertura democrática, aunque conoce los riesgos, ya que el plazo para despejar la zona expiró a las 18.00 de la tarde del miércoles (21.00 de la noche en la España peninsular).
Así las cosas, opositores de mayor edad han tratado de convencer a los jóvenes, mediante una oleada de mensajes a sus teléfonos móviles, para que vuelvan a sus casas y continúen con la lucha de otro modo. De momento, han conseguido que el número de manifestantes se reduzca drásticamente, desde los 2.000 que había el lunes.
"Hemos venido porque sabemos que el nivel de alarma ha aumentado. Hemos intentado que entiendan que lo más prudente es abandonar la plaza porque esto podría convertirse en un problema al margen de la revuelta pacífica original", dijo Adil Taiseer, un vecino de Sohar.
La principal preocupación de los veteranos es que la situación desemboque en un nuevo enfrentamiento con la Policía, que el fin de semana irrumpió en la plaza con gases lacrimógenos y balas de goma, en un operativo que se saldó con la muerte de seis personas, decenas de heridos y de detenidos.
"De momento todo está en paz, se puede ver a algunos grupos conversando pero no hay megáfonos ni líderes hablando a los manifestantes como en los últimos tres días. Los vehículos militares han vuelto al interior de las comisarías", informó un opositor exiliado.
En los últimos días, las protestas de Sohar, segunda ciudad en importancia del país, se han extendido a otros puntos del territorio, como Mascate, Sur, Yankul, Jaboura e Ibra. En este contexto, el sultán omaní, Qabus bin Said, ha prometido la creación de 50.000 empleos y una subida del salario mínimo interprofesional del 43 por ciento, en un intento por calmar los ánimos de la población.
