La ministra de Interior adopta una decisión sin precedentes que podría conducir a la apertura de un proceso penal
LONDRES, 31 Oct. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -
El Gobierno británico ha solicitado a la Fiscalía General del Estado que investigue cualquier "posible maltrato criminal" ejercido por los servicios de inteligencia británicos del MI5 y de la CIA norteamericana a un ciudadano de Reino Unido detenido en la prisión de Guantánamo desde 2004.
La orden partió de la ministra de Interior, Jacqui Smith, tras las alegaciones relacionadas con episodios de tortura y trato inhumano que se pusieron de manifiesto en un juicio celebrado en Reino Unido, en el que se denunció además que un agente de los servicios secretos del país había tomado parte en el interrogatorio ilegal a Binyam Mohamed en su detención en Pakistán en 2002.
En este sentido, el equipo de abogados que gestiona la demanda de Smith ha remitido a la fiscal general, la baronesa Patricia Scotland, pruebas sobre la implicación del MI5 y de la CIA en una carta a la que ha tenido acceso el diario 'The Guardian' y en la que el ministerio pide a la Fiscalía, como ente jurídico independiente, que investige un "posible maltrato criminal".
La petición podría conducir a la apertura de un proceso penal tras una acción sin precedentes por parte de la ministra de Interior, que dio este paso tras la supresión de las pruebas ordenada por el titular de Exteriores británico, David Miliband, y por las autoridades de Estados Unidos. Así, un portavoz del departamento confirmó que la misiva y las evidencias se habían enviado a la Fiscalía, si bien rechazó hacer más comentarios.
En este contexto, este mismo mes el Tribunal Supremo condenó como "profundamente inquietante" la negativa de Estados Unidos a facilitar las pruebas y, en el fallo de los jueces Thomas y Lloyd Jones, llegó a mantener que las demandas de los abogados de Binyam Mohamed, que aseguran que la actitud de las autoridades norteamericanas responde a que "los torturadores no acceden fácilmente a entregar pruebas de su conducta", requerían una respuesta.
EVOLUCIÓN
Los cargos que pesan sobre el hombre han sido retirados por Estados Unidos, supuestamente para evitarse el trance de revelar las pruebas del maltrato y, tras haberlo imputado inicialmente por una posible implicación en una trama explosiva, ahora Washington gestiona la imputación con otros delitos.
Mohamed, de 30 años y origen etíope, fue detenido en 2002 en Pakistán, donde fue interrogado por un agente del MI5 sin identificar y, posterioremente, trasladado a Marruecos de forma clandestina por la CIA, antes de que Estados Unidos lo llevase a Afganistán, de donde partió definitivamente a Guantánamo en septiembre de 2004.
Así, aunque en 2007 el Gobierno británico reclamó su liberación, el norteamericano rechazó la demanda en base a que el hombre sería juzgado por una comisión militar especial en el propio enclave con el que cuenta en la isla de Cuba. Sin embargo, en el proceso que se celebró en Reino Unido, David Miliband aseguró que los documentos que probarían las torturas no deben ser difundidos porque Estados Unidos quiere mantenerlos en secreto.
En este sentido, Washington ha advertido de que si los tribunales británicos ordenan la publicación de las pruebas de este caso, sus servicios de inteligencia dejarían de colaborar con los de las islas.