"Hemos visto 45 pueblos total o parcialmente destruidos" al sobrevolar Katmandú

Un trabajador de MSF preparando el despliegue de una clínica móvil
CORINNE BAKER /MSF
Actualizado: viernes, 1 mayo 2015 8:15

KATMANDÚ, 1 May. (Por Prince Mathew, doctor de Médicos Sin Fronteras) -

Salí de Nueva Delhi con otros dos colegas a las 11.00 horas el domingo pero, debido a una fuerte réplica que provocó la evacuación del aeropuerto, no logramos aterrizar hasta las 20.00 horas tras volar en círculos durante horas y después de ser desviados a Nueva Delhi antes de volver. Cuando finalmente llegamos al aeropuerto, era un completo caos.

Había miles de personas intentando salir y cientos intentando conseguir que les dieran ayuda humanitaria. A la una de la mañana conseguimos hacernos con los suministros médicos que habíamos traído con nosotros.

Sabiendo que sería extremadamente difícil moverse con personas y suministros rápidamente desde el aeropuerto de Katmandú, cuatro personas de nuestros equipos del estado indio de Bihar habían salido por carretera el domingo por la mañana con material médico, junto con un camión con 1.000 kits de refugios, 500 kits de higiene y 500 kits familiares.

Tras algunos retrasos en la frontera, el lunes los equipos y los suministros lograron llegar a Gorkha, una localidad situada a unos 200 kilómetros al noroeste de Katmandú y cerca de Barpak, el epicentro del terremoto.

El lunes por la mañana, intentamos con urgencia encontrar un helicóptero en Katmandú y, afortunadamente, logramos encontrar un piloto dispuesto a llevarnos durante tres horas por la tarde para hacer una evaluación aérea de las zonas afectadas fuera de Katmandú. La devastación era claramente visible. Volamos sobre varios distritos al este, el norte y el oeste de Katmandú y, de unos 65 pueblos que pudimos ver, al menos 45 de ellos estaban total o parcialmente destruidos. Pudimos ver personas que estaban en refugios improvisados, por lo que estaba claro que habría un enorme necesidad de refugios, materiales de higiene y equipos para cocinar.

Katmandú en sí ha experimentado un nivel relativamente bajo de destrucción, con una amplia mayoría de edificios y casas todavía en pie. Sin embargo, muchas personas viven fuera en tiendas y en refugios improvisados porque temen estar bajo techo por las réplicas. Esto es una preocupación dado que ha empezado la temporada de lluvias y va a ser cada vez más fuerte en los próximos días y semanas. La enorme presión en los hospitales de Katmandú y alrededores en términos de pacientes con riesgo de perder la vida o de perder extremidades ha pasado y las personas están ahora esperando por cirugías menores o tratamiento para enfermedades comunes.

Todavía no tenemos una evaluación completa de las necesidades en el país porque las zonas más afectadas están en la remota región montañosa fuera de Katmandú. Ha sido difícil conseguir información y la extensión de los daños y la pérdida de vidas están empezando a quedar claras ahora. El mayor reto ahora es el transporte.

Hay muchas localidades pequeñas desperdigadas en una amplia zona de terreno muy complicado. Incluso antes del terremoto, estas zonas eran de difícil acceso por las avalanchas y por el riesgo de más deslizamientos de tierra. El único modo de llegar allí es por helicóptero. Y los helicópteros son escasos, especialmente los helicópteros de carga capaces de transportar toneladas de material humanitario.

En los días posteriores al terremoto ha habido una enorme llegada de agencias humanitarias y de equipos de ayuda de gobiernos de todo el mundo. Los más importante ahora es que la ayuda llegue fuera de Katmandú a las zonas más afectadas.

Nuestra prioridad es llegar a las personas en lugares en los que no está yendo nadie y que no han recibido ayuda. Por eso, es un enorme desafío en términos logísticos para llevar los suministros necesarios a través del todavía congestionado aeropuerto y garantizar el transporte aéreo que necesitamos para poder dar ayuda médica y entregar refugios y material humanitario a las personas con necesidades más urgentes.

El jueves comenzamos a gestionar una clínica móvil por helicóptero, visitando localidades remotas en las montañas al norte de Katmandú. Lo típico en las semanas posteriores a un desastre natural como un terremoto es que el agua y las redes de saneamiento se conviertan en temas críticos y que las personas puedan desarrollar enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias porque están viviendo en el exterior.

Planeamos dar agua y ayuda para saneamiento en las localidades más afectadas. Necesitamos incrementar el número de clínicas móviles tan pronto como sea posible y estar atentos con las enfermedades contagiosas como el tétanos y el sarampión. Nuestros equipos planean distribuir toneladas de equipos de cocina, materiales de higiene y refugios. Con la temporada de monzones aproximándose, estamos realmente preocupados por la posibilidad de que la ventana de oportunidad para llegar a las personas en estas zonas se cierre rápidamente.