MANILA 23 Abr. (EP/AP) -
El Gobierno filipino continuará prohibiendo que sus ciudadanos trabajen en suelo iraquí a pesar de que determinadas empresas extranjeras han pedido a las autoridades filipinas que les faciliten mano de obra local para trabajar en el país en guerra, según informaron hoy responsables gubernamentales.
El subsecretario filipino del Departamento de Asuntos Exteriores, Esteban Conejos, indicó que las instituciones de su país reciben numerosas peticiones de empresas extranjeras para contratar a filipinos que trabajen en distintos puntos de Irak. Así ocurrió en la Embajada filipina de Estocolmo, donde recibieron recientemente una carta de una empresa no identificada que demandaba la contratación de filipinos para trabajar en el Kurdistán, en el norte de Irak, como constructores de casas.
"Esta prohibición está creada para proteger a nuestros ciudadanos, y para que no estén expuestos indebidamente a (posibles) daños", recalcó Conejos a través de un comunicado difundido por su Departamento.
El Gobierno filipino prohibió el despliegue de trabajadores nacionales a Irak después de que la insurgencia iraquí secuestrara al camionero filipino Ángelo de la Cruz de 2004. Para salvar su vida, la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, tuvo que obedecer las demandas de los secuestradores: retirar sus tropas de Irak, una medida que generó gran entusiasmo entre la población de Filipinas pero duras críticas por parte de Estados Unidos y sus aliados.
En cualquier caso, entre 5.000 y 6.000 filipinos permanecen en suelo iraquí, que trabajan mayoritariamente como cocineros o personal de mantenimiento en los diversos campamentos que el Ejército estadounidense posee en el país. Estos filipinos llegaron a Irak antes de que entrara en vigor la prohibición oficial.