TEHERÁN, 8 Jun. (Reuters/EP) -
La Agencia de la Energía Atómica de Irán (AEA) ha anunciado que pretende triplicar su capacidad de producir uranio enriquecido y que va a trasladar estas actividades de las instalaciones nucleares de Natanz, en el centro del país, a las de Fordow, más al norte, según ha informado este miércoles la radiotelevisión pública IRIB.
"Este año, bajo la supervisión de la Agencia (Internacional de la Energía Atómica, AIEA), trasladaremos las actividades de enriquecimiento al 20 por ciento de las instalaciones de Natanz a las de Fordow y multiplicaremos por tres la capacidad de producción", ha declarado a los medios de comunicación el director de la AEA, Fereydoun Abbasi-Davani, al término de una reunión gubernamental.
"Una vez hayamos triplicado la capacidad productiva en Fordow, paralizaremos la sección del 20 por ciento" (el nivel de enriquecimiento del uranio) "en Natanz y la transferiremos completamente a Fordow", ha añadido. La existencia de las instalaciones de Fordow, cerca de la ciudad de Qom, fue revelada por Irán en 2009.
Abbasi-Davani ha explicado que esta decisión de trasladar las actividades de enriquecimiento es la respuesta del Gobierno de Irán a una carta que le envió la semana pasada el director general de la AIEA, Yukiya Amano, en la que manifestaba la preocupación de este organismo en relación con el programa nuclear iraní.
Amano dijo este lunes que había recibido nuevos datos que apuntaban a posibles aspectos militares del programa atómico iraní, unas declaraciones que el presidente Mahmud Ahmadineyad criticó al afirmar que habían sido dictadas por Estados Unidos.
Varios países occidentales, entre ellos Estados Unidos, creen que la República Islámica está intentando fabricar armas nucleares, algo que Teherán niega. El uranio enriquecido se puede utilizar en centrales nucleares para generar energía --el objetivo que dice perseguir Irán-- o para fabricar bombas si se enriquece hasta el 90 por ciento.
Irán empezó a enriquecer uranio a un nivel del 20 por ciento de pureza a principios de 2010, después de que fracasaran las conversaciones sobre un posible acuerdo según el cual otros países proporcionarían a la República Islámica el combustible nuclear que necesitaba para un reactor con fines de investigación médica.
