MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Judicatura iraní reconoció este sábado que al menos tres de los detenidos tras las elecciones generales de junio fueron asesinados en una prisión de Teherán, ya clausurada, y no fueron víctimas de un brote de meningitis, como se especuló en un primer momento; una teoría desmantelada por las propias autoridades iraníes. En el mismo comunicado se anuncia que doce de los funcionarios de prisiones implicados han sido condenados, tres de ellos a muerte.
"La oficina del forense han rechazado que la meningitis fuera la causa de las muertes (...) ha confirmado la existencia de señales de golpes en los cuerpos y ha declarado que las heridas infligidas fueron la causa de la muerte", reconoce el comunicado emitido por las autoridades judiciales de la República Islámica, según informó Sky News.
La cárcel donde se produjo la tortura y asesinato de los presos es el centro penitenciario de Kahrizak, en Teherán; una cárcel que venía siendo objeto de protestas por parte de la oposición iraní, que mantenía que los prisioneros eran sometidos a torturas y violaciones, mientras que las autoridades del país acusaban a la oposición de hacer una campaña de mentiras contra el sistema establecido.
Sobre las protestas post electorales de junio, la oposición afirmó que al menos 72 opositores han sido asesinados, mientras que el Gobierno confirmó 30 muertes. Por otro lado, en agosto de este año, el jefe de la Policía iraní, Ismail Ahmadi Moghaddam, admitió que algunos de los manifestantes fueron golpeados en la cárcel de Kahrizak, si bien, nunca confirmó que las muertes fueran consecuencia del maltrato infligido en prisión.
Las protestas contra esta prisión condujeron al líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Alí Jamenei, a ordenar su clausura el pasado mes de julio, mientras que las críticas de la oposición se dirigían implícitamente hacia la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite e ideológico del Ejército iraní.
