ROMA 29 Nov. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
Decenas de taxistas volvieron a invadir hoy por segundo día consecutivo el centro histórico de Roma para protestar contra las condiciones interpuestas por el Gobierno para desencallar las negociaciones con el sector.
Se trata de una continuación de la huelga repentina que se desató ayer por la tarde después de que el alcalde de Roma, Walter Veltroni, anunciara la posible concesión de 500 nuevas licencias, lo que causó la indignación de los trabajadores.
Igual que ayer, el centro histórico de la capital italiana se convertió hoy en un caos, con centenares de coches blancos -el color de los taxis romanos-- en las calles, lo que provocó fuertes retrasos y molestias a los ciudadanos que se desplazaban de un lado a otro con medios privados o con el servicio público de autobuses y tranvía.
Entre los usuarios más afectados destacan los que aterraron esta mañana en el aeropuerto de Fiumicino, que apañárselas para llegar a Roma en tren o autobús.
Dadas las caracteristicas de la huelga, que se ha llevado a cabo sin previo aviso, sin garantizar la cobertura mínima de los servicios y sin determinar su duración, la Comisión encargada de regular las huelgas empezó a tomar las primeras medidas, amonestando a los taxistas sobre su obligación de prestar servicio y advirtiéndoles sobre las posibles sanciones que puede acarrear su actitud.
Para calmar los ánimos y con voluntad conciliadora, el prefecto de Roma, Carlo Mosca, convocó ayer una reunión, que debería empezar a las 14.30 horas de hoy, con el objetivo de retomar las negociaciones y salir del actual estado de crisis.
No obstante, el Ayuntamiento aclaró a través de un comunicado que dicha reunión no tendrá lugar en caso de que los taxistas vuelvan a ocasionar "inaceptables paralizaciones del tráfico" y, en consecuencia, "gravísimas molestias" para los ciudadanos.
PROTESTA "INACEPTABLE"
Por su parte, en declaraciones al diario 'La Repubblica', Veltroni calificó como "inaceptable" la forma de lucha elegida por los taxistas, recordando que el servicio que prestan es "público". Asimismo, advirtió que su actitud no cambiará la posición adoptada por la administración, cuyas condiciones "o se toman o se dejan".
"Se puede proclamar una huelga siempre y cuando se haga según los tiempos y modos previstos por la ley", pero no se puede, en cambio cuando "supone bloquear una ciudad entera". Con este modo de proceder, lo único que consiguen es "ponerse en contra" a los ciudadanos, aseguró.
Asimismo, el ministro de Desarrollo Económico, Pierluigi Bersani, emplazó a las fuerzas políticas a no "compartir o aceptar" este tipo de protestas, ya que si los taxistas recibieran este tipo de apoyo, la situación podría acabar siendo "seria", según declaró a los medios italianos.