Madres refugiadas sirias en Egipto
Foto: PLAN INTERNACIONAL
Actualizado: sábado, 19 septiembre 2015 11:30

Los problemas con los hijos y la falta de trabajo de los maridos, las principales preocupaciones

   MADRID, 19 Sep. (Por Arjimand Hussain, responsable de respuesta en emergencias de Plan Egipto) -

   En la zona costera semidesértica de Alejandría, en Egipto, Nasrin y Amira se preparan para empezar el día en el centro comunitario local.

Nasrin, voluntaria del centro y refugiada siria, trabaja en equipo con Amira, de Egipto.

   Con el apoyo de Plan International Egipto, esta pareja lleva a cabo sesiones de trabajo para madres que han huido del conflicto en Siria, así como para las propias familias egipcias.

   La sesión de hoy va a ser dura, confiesa Nasrin, porque ahora están debatiendo cómo tratar a los niños que están teniendo comportamientos difíciles, que pueden estar causados por el estrés emocional y el trauma generados tras la huida de una zona de conflicto.

   Mientras Nasrin y Amira hablan sobre cómo el estrés emocional puede aflorar en las conductas de los niños y niñas, empiezan a verse manos alzadas entre las asistentes.

   "Nuestros niños y niñas se estresan y preocupan cuando nos oyen discutir sobre la falta de dinero para pagar el colegio y las tasas de matrícula. Es muy difícil porque además han vivido un trauma. Lo oyen todo. Saben que somos pobres y no podemos pagar esas tasas", dice una madre angustiada.

   Nasrin y Amira explican cómo abordar la situación mientras llegan más preguntas. Otra madre quiere saber cómo llenar el vacío del padre de su hijo, que tuvo que quedarse en Siria. El grupo está ahí para apoyarse las unas a las otras y compartir consejos y soluciones.

   La propia Nasrin es refugiada y ella puede compartir su propia experiencia para ayudar a otros. Las sesiones de educación y crianza de los hijos e hijas les dan a cientos de madres sirias la oportunidad de reunirse unas con otras, compartir sus historias y hacer amigas entre las madres egipcias, que también asisten a estas reuniones.

   Nasrin dice que las madres mejoran mucho psicológicamente desde que comenzaron las actividades.

   "Las madres se unen porque se reconocen en problemas y situaciones comunes. También se dan cuenta de que cuando son capaces de expresar sus sentimientos y emociones se dan fuerza unas a otras. Hay un gran beneficio en discutir los métodos de educación de los hijos y los retos que presenta el trauma por el que han pasado", dice Nasrin.

TIENEN MUCHAS NECESIDADES

   Amira y Nasrin creen que todavía hay muchas necesidades que cubrir entre los afectados.

   "Estas familias necesitan ingresos", dice Amira. "Ojalá pudiéramos ayudarlas a desarrollar algunas capacidades para que pudieran ganar dinero, pero al menos tenemos este espacio. Estas actividades les ayudan a superar el estrés que están sufriendo en sus vidas", añade.

   Y las mujeres del grupo, ¿quieren que sus maridos vayan a las sesiones también?

   "Me encantaría que lo hicieran", confiesa una madre. "No tienen trabajo, se sienten mal y no tienen nada que hacer, así que están en casa tumbados la mayor parte del tiempo. Este es uno de los principales motivos de nuestro estrés, además de nuestros hijos", precisa.

   Animadas por el debate, las madres prometen llevar a sus maridos a las reuniones, mientras que el gerente del centro comunitario promete conseguir materiales para que los hombres se impliquen en actividades deportivas.

   Cuando se marchan, el gerente dice: "las mujeres tienen la clave de las actividades diarias de los hombres, así que pueden hacerlo".

Una madre siria mira atrás, sonríe y contesta a media voz: "sí, teníamos la clave, pero la perdimos el día que huimos de nuestras casas en Siria".

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