Al menos 15 indios pierden la vista tras ser operados con herramientas infectadas

NUEVA DELHI 5 Dic. (Reuters/EP) -

Al menos quince indios han perdido la vista tras someterse a una operación de cataratas en la que, supuestamente, el médico habría usado herramientas de dudosa procedencia e infectadas en un campamento de cirugía ocular gratuita. Este suceso supone el último de una serie de incidentes médicos que dejan al descubierto la mala calidad de la sanidad pública en el país.

"La causa fue, probablemente, el uso de instrumentos no esterilizados, que son la única razón de infecciones en el ojo", ha explicado Rajiv Bhalla, un cirujano gubernamental de alto rango. "No hay posibilidades de que se les restaure la visión", ha añadido.

Ahora, el Gobierno está comprobando el estado de salud de otros 45 pacientes operados en el mismo campo del estado de Punjab, en el norte de India, cerca de la ciudad de Amritsar.

Además, las autoridades han abierto una investigación criminal en contra de los médicos que llevaron a cabo las operaciones y la ONG que las facilitaba. Operaban, principalmente, a mujeres de edad avanzada sin consultar a las autoridades de salud.

El temor de la población también ha jugado un papel importante en este suceso donde los enfermos han tardado en acudir a las autoridades médicas en busca de ayuda tras sufrir infecciones.

"Estaban muy molestos e indefenso", ha dicho el comisionado adjunto de Amritsar, Ravi Bhagat. "Ha pasado un tiempo hasta que han venido a vernos porque nunca esperaron que iban a sufrir problemas tan graves", ha añadido, teniendo en cuenta que las operaciones se llevaron a cabo en noviembre.

SISTEMA PÚBLICO DE MALA CALIDAD

India tiene uno de los índices más bajos de gasto público en asistencia médica del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No es la primera vez que se producen fallos en operaciones gratuitas o aparece la sospecha del uso de herramientas en mal estado y medicamentos caducados. El mes pasado, al menos 13 mujeres perdieron la vida tras someterse a otra operación gratuita, esta vez de ligaduras de trompas en un campamento médico de la esterilización masiva.

Tras una investigación independiente se descubrió que el médico responsable de las esterilizaciones había usado la misma aguja para todos los pacientes y que el personal no se había cambiado tampoco de guantes.