EL CAIRO 5 Sep. (Reuters/EP) -
El ministro del Interior egipcio, Mohamed Ibrahim, que ha escapado con vida este jueves a un atentado contra él en el barrio cairota de Ciudad Nasr, ha afirmado que el ataque "no es el final, sino el principio" de "una nueva ola de terrorismo" en Egipto.
El atentado, ejecutado con un coche bomba al paso de su convoy, se ha saldado con al menos diez heridos, entre ellos varios miembros de las fuerzas de seguridad. La televisión ha indicado que el ataque podría haber sido ejecutado a través del lanzamiento de un artefacto explosivo desde un edificio cercano y no con un coche bomba, si bien esta información no ha sido confirmada.
Asimismo, fuentes de seguridad han informado de la muerte de dos de los presuntos atacantes durante un tiroteo con la Policía inmediatamente después del atentado, cuya autoría aún no ha sido reclamada por ningún grupo.
Ciudad Nasr es considerado como un bastión de la organización islamista Hermanos Musulmanes y es el lugar en el que se encuentra la plaza de Rabaa al Adaweya, centro de las protestas contra las nuevas autoridades por el derrocamiento del expresidente Mohamed Mursi el 3 de julio.
Ibrahim está a cargo de la Policía, que encabezó el desmantelamiento forzoso el 14 de agosto de dicha acampada y de la que tenía lugar en la plaza Nahda, hechos que se saldaron con la muerte de al menos 600 personas según el balance oficial, si bien Hermanos Musulmanes elevó el número de muertos a 4.500.
Las autoridades han cifrado en alrededor de 850 el número de fallecidos a consecuencia de la oleada de violencia desatada en el país a consecuencia del asalto militar a las acampadas, mientras que diversas ONG internacionales han acusado al Ejército de hacer un uso excesivo e injustificado de la fuerza.
Hermanos Musulmanes y sus aliados han acusado a las nuevas autoridades de acceder al poder a través de un golpe de Estado militar y de lanzar una campaña de represión contra los movimientos islamistas. Varios centenares de miembros de estos grupos, entre ellos varios altos cargos de Hermanos Musulmanes y el propio Mursi, han sido arrestados en las últimas semanas.
Entre las medidas más criticadas adoptadas por el nuevo Gobierno está el restablecimiento por parte del Ministerio del Interior de las funciones de lucha contra el extremismo y control de las actividades políticas y religiosas, suspendidas tras la revuelta que puso fin en 2011 al Gobierno del expresidente Hosni Mubarak.