MOSCÚ, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha salido al paso este martes de la polémica creada por la expulsión del corresponsal del periódico británico 'The Guardian' para aclarar que el periodista, Luke Harding, no cumplía con las normas de acreditación exigidas a los informadores extranjeros.
El Ministerio ruso ha explicado en un comunicado que Harding, de 42 años, "violó varias de las normas aplicables a los corresponsales extranjeros", aprobadas por el Gobierno en el año 1994 y con las que todos los periodistas deberían estar "familiarizados".
En concreto, las autoridades vetaron la entrada de Harding a través del aeropuerto moscovita de Domodedovo porque no había renovado su tarjeta de acreditación antes de abandonar el país el pasado mes de noviembre.
"Si Harding obedece estas normas, habituales para todos los corresponsales extranjeros, no tendrá problemas para entrar a la Federación Rusa", ha emplazado el Ministerio de Exteriores.
La expulsión, conocida el lunes a través del propio corresponsal, ha llevado a intervenir al Gobierno británico, quien a través del ministro de Exteriores, William Hague, se ha puesto en contacto con Moscú. En esta conversación, el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, dijo desconocer el asunto, pero prometió preocuparse por el tema.
Harding aterrizó en la capital rusa el lunes tras permanecer dos meses en Londres trabajando en los cables filtrados por WikiLeaks, y estuvo detenido en una celda durante 45 minutos. Después, según la versión de 'The Guardian', lo metieron en un avión y lo deportaron del país.
El corresponsal británico recibió su pasaporte y su visado anulado una vez que estuvo sentado en el avión. Harding tenía autorización para estar en el país hasta mayo.
El periodista no recibió ninguna razón sobre la deportación. Un agente del Servicio de Fronteras Federal, rama perteneciente a la Inteligencia rusa, le espetó: "Para usted, Rusia está cerrada".