KATMANDU, 29 May. (EUROPA PRESS) -
Los diputados que integran la Asamblea Constituyente nepalí decidieron ayer de forma prácticamente unánime abolir la monarquía, de 239 años de historia, y que Nepal pase a ser una república federal democrática, culminando así también el proceso de paz iniciado con los rebeldes maoístas en 2006.
De los 564 diputados presentes en la histórica reunión, la primera de la Asamblea y que tuvo que aplazarse diez horas, 560 votaron a favor de la decisión, mientras que tan sólo cuatro votaron en contra. La moción para la abolición de la monarquía había sido presentada por el Gobierno de coalición del que también forman parte los maoístas.
A continuación, la Asamblea Constituyente aprobó una propuesta por la que se pide al rey Gyanendra que abandone el Palacio Real de Narayanhity, en la capital, en un plazo de quince días. Asimismo, se estipula que el monarca perderá todos sus privilegios y ventajas excepto sus derechos como ciudadano de a pie.
Además, se decidió que el Palacio Real se convierta en un museo nacional o se utilice para el interés de los ciudadanos en función de lo que el Gobierno considere necesario.
Antes de la histórica sesión de la Asamblea Constituyente, los principales partidos, entre ellos el Congreso Nepalí (NC), el Partido Unificado Marxista Leninista (UML) y los maoístas, habían mantenido un encuentro en el que además de acordar presentar la propuesta para convertir al país en república se decidió elegir un presidente constitucional y un primer ministro y hacer para ello los cambios necesarios en la Constitución interina.
Uno de los dirigentes del NC, Bimalendra Nidhi, declaró que "el presidente será el comandante en jefe del Ejército nacional". "Actuará bajo las recomendaciones del primer ministro, que estará autorizado a declarar el estado de excepción de acuerdo con las decisiones del gabinete", agregó.
Además, explicó que el presidente será elegido por la Asamblea Constituyente, para lo cual se aplicarán unos procedimientos que se determinarán dentro de poco y serán incorporados en una propuesta de enmienda.
REACCIÓN DE LOS NEPALÍES
Horas antes de la votación en la Asamblea, presuntos monárquicos lanzaron tres pequeñas bombas caseras en la capital nepalí, que hirieron a una persona, según informó Reuters. Activistas del grupo monárquico Ranabir Sena tiraron panfletos en el lugar donde tuvo lugar una de las explosiones, con la demanda de que Nepal siga siendo una monarquía hindú, según informó la policía.
Una de las bombas explotó a escasos metros del lugar donde se reunió la Asamblea, protegido con intensas medidas de seguridad, mientras otras dos detonaron en un parque de la ciudad.
Durante todo el día, miles de nepalíes se reunieron en lugares históricos de Katmandú y en las cercanías del lugar de la Asamblea para celebrar el final de la monarquía, rodeados por la Policía antidisturbios.
Miles de maoístas, ahora miembros del mayor partido político de la Asamblea tras unirse a la corriente política dominante, realizaron una marcha por la capital ondeando banderas con la hoz y el martillo y alzando sus puños mientras gritaban: "¡Abajo la monarquía!".
Aunque algunos monárquicos se oponen al nacimiento de la república, son más numerosos los grupos de la corriente política dominante y los ex rebeldes maoístas, que emergieron como la principal fuerza política en la elección de los 601 miembros de la Asamblea.
DESAFÍOS PENDIENTES
El representante personal de la Secretaría General de la ONU en Nepal, Ian Martin, advirtió el martes pasado de que Nepal aún tiene ante sí muchos desafíos, incluida la violencia política y la desmovilización del Ejército maoísta, formado por miles de efectivos.
"La elección de la Asamblea Constituyente fue un hito, un logro importante en el proceso (de paz), pero no representa la conclusión del proceso", dijo Martin a los periodistas. A pesar de todo, los nepalíes demostraron en las calles de Katmandú su deseo de centrarse de momento en el presente.
MASACRE EN EL PALACIO
Un episodio que ha marcado la historia de la monarquía nepalesa fue la masacre ocurrida en su palacio en 2001, cuando el rey Birendra y otros ochos miembros de su familia fueron asesinados por el príncipe heredero Dipendra, quien luego se suicidó de un disparo.
La imagen de la familia real se vio aún más perjudicada cuando, en 2005, Gyanendra echó del poder al Gobierno y se otorgó poderes absolutos. El pueblo nepalí demostró su rechazo al año siguiente organizando en las calles manifestaciones en contra del monarca.
