KATMANDU 23 Ene. (EP/AP) -
La Policía se desplegó hoy en la convulsa localidad nepalesa de Lahan, para reforzar al destacamento local que ayer disparó contra cientos de manifestantes matando a cuatro de ellos. Además, se impuso el toque de queda tres horas después del amanecer.
Los agentes abrieron fuego ayer contra cientos de manifestantes cuando intentaron irrumpir en una comisaría, según Sashi Shrestha, administrador jefe del distrito de Siraha, 250 kilómetros al sureste de Katmandú. Dos personas murieron en el acto mientras que una tercera falleció en el hospital.
Una cuarta persona falleció hoy en el hospital militar en Katmandú, según el general de brigada Ananta Bahadur Thebe, portavoz del Ejército. Además, una docena de heridos fueron trasladados en helicóptero militar anoche al hospital. Algunos medios locales hablan ya incluso de un quinto muerto.
Estas muertes son los últimos actos de violencia en el sur del país que podrían perturbar el proceso de paz que busca poner fin a la insurgencia maoísta. La población de las llanuras se queja desde hace tiempo de discriminación por los habitantes de las montañas, afirmando que se les ha dejado al margen del desarrollo y de las decisiones políticas.
Algunos activistas en las llanuras han encabezado una serie de protestas reivindicando que los habitantes locales están siendo marginados mientras los maoístas entran en la escena política. En virtud del acuerdo de paz, los rebeldes han entrado en el Parlamento interino y sus combatientes han comenzado a entregar sus armas a la ONU, dejando atrás una década de sangrienta insurgencia.
Las protestas en Lahan buscaban condenar la muerte de un estudiante durante una huelga la semana pasada. La muerte provocó protestas que llevaron a quemar varios vehículos y edificios gubernamentales durante el fin de semana.