ABUJA 29 May. (EP/AP) -
Umaru Yar'Adua ha jurado como nuevo presidente de Nigeria, en la que supone la primera transferencia del poder de un mandatario elegido --Olusegun Obasanjo-- a otro en la historia de este país.
Umaru Yar'Adua, de 56 años, prestó juramento ante el jefe del Tribunal Supremo, Idris Kutigi, y prometió que mantendrá la unidad de Nigeria y defenderá los intereses de su país.
Yar'Adua fue elegido en los comicios presidenciales del pasado mes de abril, en los que tanto la oposición como los observadores internacionales denunciaron irregularidades.
Esta mañana, las tropas y la Policía bloquearon las carreteras y patrullaron las calles en los distritos más conflictivos de la capital económica de Nigeria, Lagos, para evitar cualquier intento de la oposición de boicotear la investidura. Una coalición de grupos sindicales y cívicos no obtuvieron permiso para manifestarse en Lagos, según la Policía.
Yar'Adua, fue designado por el propio Obasanjo --en el poder desde 1999-- para que se presentara a la Presidencia por su formación, el Partido Democrático del Pueblo (PDP).
El mayor reto de Yar'Adua será conseguir una distribución justa de la riqueza entre los 140 millones de habitantes de un país extraordinariamente rico en recursos naturales.
Nigeria es el mayor productor de petróleo de África. Precisamente uno de los puntos más negros de la administración de Obasanjo ha sido el incremento de la violencia en el estado del Delta del Níger, donde proliferan los grupos armados, alimentados por la frustración de una juventud que no ve cómo la explotación de los hidrocarburos por las empresas extranjeras podría beneficiarles.
La administración de Obasanjo ha tratado este conflicto como un mero problema de orden público y ha respondido en consecuencia, pero muchos apuntan que no se podrá alcanzar la estabilidad si no se abordan con seriedad cuestiones como el control de los recursos, los Derechos Humanos, el reparto de poder y el buen gobierno. Diversas organizaciones internacionales denuncian también el centralismo excesivo y la politización étnica.