MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
Cientos de personas han participado este viernes en nuevas protestas en la capital de Líbano, Beirut, algunas de las cuales han estallado de forma espontánea tras el suicidio de un hombre en una calle del centro de la ciudad para denunciar "el hambre".
El hombre, de 61 años, se ha pegado un tiro en la cabeza en la calle Hamra, una de las más importantes de Beirut, tras dejar junto a él una bandera libanesa, una hoja con su historial limpio y una cita de una canción del cantante Ziad Rabani: "No soy un blasfemo, pero el hambre es blasfemia".
Fuentes de seguridad citadas por el diario libanés 'The Daily Star' han indicado que el hombre vivía en la calle. Un testigo ha agregado que gritó "Líbano libre e independiente" antes de disparar.
La noticia ha sido recogida por los medios locales y se ha hecho viral en redes sociales, lo que ha provocado concentraciones en la zona para cortar varias calles y protestar contra la profunda crisis en el país, tal y como ha recogido el portal libanés de noticias Naharnet.
Una de las manifestantes que se ha concentrado en la zona ha portado un cartel en el que se leía: 'Esto no es un suicidio, es un asesinato a sangre fría'. "¿Dónde están las autoridades ahora? No podemos pagar la comida. La gente pasa hambre, se muere. ¿Dónde están?", ha denunciado.
Asimismo, un grupo de manifestantes ha intentado irrumpir en la sede del Ministerio del Interior en Sanayé para reunirse con el titular de la cartera, Mohamad Fahmi, y protestar por la crisis y los recientes cortes eléctricos en Beirut.
Las fuerzas de seguridad desplegadas en el lugar han impedido en un primer momento la entrada de los manifestantes, si bien posteriormente han dado permiso al acceso de varios representantes para hablar con Fahmi, según ha informado la agencia estatal libanesa de noticias, NNA.
Por otra parte, varios puntos del país han sido escenarios de nuevas protestas, con cortes de carreteras en diversas zonas, en el marco de las movilizaciones de las últimas semanas contra la grave crisis y el desplome de la libra libanesa.
La situación se ha visto recrudecida por la pandemia de coronavirus, que ha provocado una suspensión de las actividades económicas que ha tenido un grave impacto sobre la población.
El primer ministro de Líbano, Hasán Diab, hizo recientemente un llamamiento a Estados Unidos y a la Unión Europea para crear un fondo de emergencias para ayudar a que Oriente Próximo no sufra una grave crisis alimentaria, un extremo que reconoció como una posibilidad.
Asimismo, su Ejecutivo ha iniciado contactos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un plan de rescate económico. Es la primera ocasión en que Líbano pide ayuda financiera al organismo y se prevé que el paquete de rescate incluya unas estrictas condiciones.
El ministro de Economía libanés, Ghazi Uazni, ha destacado que las conversaciones con el FMI "siguen en marcha", en medio de las informaciones sobre la suspensión de las mismas a causa de las diferencias en el seno del Ejecutivo en torno a las condiciones del rescate.
"El Fondo ha pedido a la delegación negociadora libanesa que unifique sus cifras y acelere la ejecución de las reformas necesarias", ha desvelado el ministro, según un comunicado publicado por su oficina.
Las tensiones en el seno del Gobierno han llevado a la dimisión en los últimos días de dos de los miembros del equipo negociador, entre ellos el jefe de la delegación, Alain Bifani, quien era además director general del Ministerio de Finanzas, cargo que ocupí durante cerca de dos décadas.
