WASHINGTON, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
El líder de la oposición keniana, Raila Odinga, ha advertido este jueves de que la frustración generada en parte de la población por los resultados de las últimas elecciones presidenciales, que han concedido la reelección a Uhuru Kenyatta en medio de denuncias de fraude, podría llevar incluso a la división del país.
"En estos momentos el mayor problema de Kenia es la exclusión. A no ser que los problemas sean abordados, las grietas acabarán por romper el país", ha dicho Odinga en un discurso pronunciado en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington, donde se encuentra de visita.
Odinga ha propuesto como solución un "gobierno interino" capaz de llevar a cabo las reformas electorales que la Súper Alianza Nacional (NASA) --coalición opositora-- considera necesarias. Por ello, ha llamado a una nueva movilización popular que comenzará este mismo viernes con una manifestación en Nairobi.
"Los kenianos saben que las largas décadas de lucha por la Justicia y por nuestro orden constitucional se ganaron pacíficamente. Por eso, NASA está centrado en una campaña de resistencia pacífica a la autoridad constituida ilegalmente", ha indicado.
El objetivo final de este proceso, ha explicado Odinga, es conseguir que "el Congreso guíe al país a unas nuevas elecciones presidenciales que sean verdaderamente libres y justas, tal y como ordenó el Tribunal Supremo", informa el diario keniano 'The Standard'.
Kenia celebró unas elecciones presidenciales el 8 de agosto que dieron la victoria a Kenyatta. Odinga recurrió los resultados oficiales y el Tribunal Supremo le dio la razón anulando la votación por las irregularidades registradas en el proceso electoral.
Los comicios se repitieron el 26 de octubre con idéntico resultado y NASA ha vuelto a impugnar los resultados bajo el mismo argumento, pero la Justicia keniana aún no se ha pronunciado.
En estos meses, decenas de personas han muerto por los enfrentamientos entre partidarios de la oposición y del Gobierno, lo que hace temer una crisis electoral como la de 2007, que se saldó con más de mil muertos.
