Las ONG no detectan mejoría alguna en las condiciones de los inmigrantes detenidos en Libia

Inmigrantes rescatados por el 'Sea Watch 3' en el Mediterráneo
SEA WATCH - Archivo
Europa Press Internacional
Publicado: domingo, 3 febrero 2019 17:58


EL CAIRO, 3 Feb. (Reuters/EP) -

La mayor presencia de agencias de ayuda, cooperantes de Estados Unidos y diplomáticos en Libia no ha aliviado la difícil situación de los migrantes maltratados en los centros de detención y bloqueados para cruzar el Mediterráneo, según testimonios de los propios migrantes y de los trabajadores humanitarios.

El tránsito de los transportes de inmigrantes decayó abruptamente desde mediados de 2017 debido a un impulso liderado por los italianos para interrumpir las redes de contrabando y facilitar las intercepciones de guardacostas libios.

Las agencias de ayuda han tratado de asociarse con el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), reconocido por la comunidad internacional, que se creó en 2016, para ayudar a las personas varadas dentro del país, pero tanto Naciones Unidas como grupos pro Derechos Humanos consideran que los migrantes todavía están expuestos frecuentemente a la tortura, el trabajo forzado y la violación.

Las personas recogidas por los guardacostas libios son devueltos a centros de detención nominalmente administrados por el GNA, uno de los dos gobiernos rivales de Libia, donde languidecen durante meses mientras planean otra escapada. Pero el control real, sin embargo, a menudo recae en los grupos armados locales.

"La Policía nos hace lo que quiere. Si quieren pegarnos, nos pegan. Nadie puede protegernos", declara un inmigrante eritreo trasladado de un centro en Trípoli a la ciudad de Sabha, en el sur del país, interceptado en el mar en diciembre de 2017.

"En dos días recibimos una comida. Bebemos agua salada, no recibimos ningún tratamiento médico", explica, antes de denunciar que un alto cargo de seguridad del centro donde se encontraba llegó a disparar a los inmigrantes cuando exigieron alimentos e hirió a uno de ellos en la mano.

En ocasiones, los trabajadores humanitarios dicen que los migrantes carecen de asistencia debido a la corrupción o las luchas de poder entre los guardias y los funcionarios. Durante las batallas de las milicias que todavía se disputan el control de Libia, los migrantes han sido abandonados a su suerte.

Otro eritreo, desde el centro de Tariq Siqqa en Trípoli ha declarado que algunos inmigrantes lograron su libertad sobornando a los guardias o trabajando sin remuneración. "Ellos van y trabajan en sus hogares y después de eso salen en libertad. Aquí hay mucha corrupción", lamenta.

Los funcionarios del Ministerio del Interior de la GNA no han hecho comentarios más allá de remitirse a declaraciones previas en las que negaban las acusaciones de abuso y aseguraban que los migrantes fueron detenidos por su propia protección.

"CONDICIONES EXTREMAS"

En la actualidad, los centros albergan a unos 5.200 inmigrantes, una fracción de los cientos de miles presentes en Libia, pero los números pueden aumentar repentinamente debido a las nuevas intercepciones o actuaciones de los guardacostas.

El número de migrantes detenidos en las ciudades de Misrata y Joms aumentó desde los 650 a principios de año a 930, "lo que condujo a un mayor deterioro de las ya terribles condiciones de detención", avisó Médicos sin Fronteras (MSF) la semana pasada.

Muchos de ellos padecen malnutrición, hipotermia o diarrea grave, y algunos son maltratados y torturados sistemáticamente por los traficantes antes de intentar cruzar por mar, según la ONG.

La también ONG pro Derechos Humanos Human Rights Watch aseguró la semana pasada que había escuchado "relatos perturbadores tanto de adultos como de niños violentos por parte de los guardias, incluidas palizas, azotes y uso de descargas eléctricas" en los centros de detención de Misrata, Tajoura y Zuwara.

Además, el acceso a los centros de detención para trabajadores humanitarios es impredecible. Periodistas de la agencia Reuters llevan más de un año sin poder entrar en los centros, cuya entrada se ha restringido después de que CNN informara en noviembre de 2017 que los inmigrantes acababan en "subastas de esclavos" en Libia.

La indignación provocada por la historia de CNN impulsó un programa de "retornos voluntarios" dirigido por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que llevó a casi 16.500 inmigrantes a sus países de origen el año pasado. Los críticos dicen que los retornos no son verdaderamente voluntarios, dado que la única alternativa es permanecer en Libia.

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