Desplazado interno en Somalia
REUTERS / FEISAL OMAR
Actualizado: miércoles, 15 noviembre 2017 23:47

BONN, 15 Nov. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

Naciones Unidas ha advertido este miércoles de que, si la lucha contra el cambio climático no surte efecto, el hambre en el mundo podría aumentar hasta un 20 por ciento hacia 2050, y ha instado a dar los recursos necesarios a los países, sobre todo a los más vulnerables, para que puedan hacer frente a las amenazas específicas.

"No vamos a conseguir la meta de hambre cero en 2030 si no tenemos en cuenta el factor del cambio climático", ha dicho Gernot Laganda, director de los programas de clima y para la reducción de desastres del Programa Mundial de Alimentos (WFP) de Naciones Unidas, en el marco de la cumbre de Bonn.

Laganda ha indicado que el clima adquiere cada vez mayor peso en las situaciones de inseguridad alimentaria en todo el mundo y que, por ello, debe estar mucho más presente en las discusiones de gobiernos y organizaciones internacionales, entre otros actores.

Además, ha subrayado la importancia de que cada región adapte su respuesta a las amenazas concretas a las que se enfrenta. "Grupos diferentes se ven afectados por diferentes riesgos, diferentes intensidades y diferentes tiempos", ha incidido Laganda.

Así, en el Norte de África, por ejemplo, las olas de calor son cada vez más frecuentes y más intensas y el agua es cada vez más inaccesible por la explosión demográfica, mientras que el problema en el Sureste Asiático son los monzones, también más frecuentes e intensos.

Laganda ha explicado que las grandes pérdidas de cultivos y animales --que ha augurado para dentro de cinco o diez años-- pueden atajarse con planes de seguros, pero las pequeñas variaciones estacionales, como sequías o inundaciones a una escala menor, que son más habituales, exigen fortalecer la capacidad de resistencia de las comunidades afectadas.

Mikael Eriksson, que trabaja en temas de clima, energía y medio ambiente para el Gobierno de Suecia, ha coincidido con Laganda en que la creciente complejidad de los desastres demanda una nueva forma de abordarlos. "La prevención es mucho más eficiente que la gestión del desastre", ha defendido.

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