ISLAMABAD 17 Jul. (EP/AP) -
Un mediador del Gobierno se encontró ayer con los líderes tribales en Miran Shah en un intento para mantener vivo el frágil acuerdo de paz suscrito entre el Gobierno y los jefes de las milicias de la región de Waziristán del Norte, fronteriza con Afganistán, aunque Estados Unidos advirtió de que este acuerdo facilita una zona segura para los talibán y Al Qaeda.
El gobernante electo de la región, Akram Khan Durrani, comentó ayer que la ruptura del acuerdo podría tener consecuencias muy peligrosas. El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, insistió en que el acuerdo, que lleva 10 meses funcionando, es la clave para terminar con la influencia extremista de los clanes tribales de la región.
El acuerdo fue rechazado por los milicianos pro talibán después del asalto a la Mezquita Roja en la capital paquistaní, Islamabad, donde murieron más de 100 personas después del sitio de 8 días a la mezquita donde se refugiaban más de 1.000 extremistas musulmanes armados, y desde entonces más de 70 personas murieron por los ataques suicidas y las bombas en el noroeste del país, la mayoría policías y soldados.
El mediador gubernamental que se encontró con los líderes tribales ayer en Miran Shah comentó hoy que tenía esperanzas de que el acuerdo pudiese ser salvado entre el Gobierno y una 'jirga' tribal, o consejo. "Queremos que la jirga medie en el asunto y ver qué errores se han cometido desde las diversas partes", manifestó el clérigo Maulana Nek Zaman. El mediador afirmó que el Gobierno se comprometerá a indemnizar a todas las víctimas de las primeras operaciones militares en la región.
Firmado en septiembre, el acuerdo fue un cambio en la estrategia de Musharraf después de que el Ejército perdiese a cientos de soldados en las operaciones contra los bastiones de Al Qaeda. Las tropas se retiraron a puestos de seguridad o a barracones a lo largo de la frontera a cambio de la promesa de los líderes tribales de que expulsarían a los combatientes extranjeros y de que pararían los ataques en Pakistán y Afganistán.
CRÍTICAS DE EEUU
Este acuerdo suponía una vía para un amplio programa de desarrollo para el que estados Unidos donaría 750 millones de dólares en los próximos cinco años y que según Musharraf era la fórmula para terminar definitivamente con la influencia extremista. Pero para Estados Unidos, el acuerdo no era realmente útil, en palabras del portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, "Está claro que ha habido actividad aquí, incluyendo entrenamientos de Al Qaeda", afirmó, añadiendo que Musharraf "fue muy efectivo usando la fuerza contra aquellos que cometían actividades terroristas, y esperamos que eso tenga éxito".
Zaman denunció que los extremistas de Waziristán del Norte están dando oxígeno a los insurgentes en el conflicto afgano, aunque reconoció que se había reunido ayer con milicianos del clan tribal dominante Utmanzai, a los que calificó de "talibán locales". "La violencia de Afganistán está sucediendo en todas partes (...) Hay una reacción en contra de la OTAN y de las tropas americanas en cada esquina de Afganistán, ¿Todo viene de Waziristán? ¿Todo viene de Pakistán?", preguntó.
Las autoridades paquistaníes investigan además las conexiones entre los insurgentes del noroeste del país y los extremistas de la Mezquita Roja.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, condenó ayer los "ataques terroristas" que costaron tantas vidas en Pakistán este fin de semana, y apuntó que Musharraf había tomado una fuerte postura contra los extremistas. "Aunque estoy a favor de las acciones firmes en contra de los extremistas, soy consciente de que el Gobierno se enfrenta a una situación difícil para asegurar la seguridad de sus ciudadanos", comentó Ban.
Varias explosiones de dinamita destruyeron hoy dos puestos de seguridad en la ciudad de Miran Shah esta mañana, despertando a los residentes y llenando todo de humo y polvo, según informó un oficial de inteligencia. Los puestos se encontraban vacíos en el momento del ataque, según fuentes oficiales, y no hubo ningún herido.