ISLAMABAD, 4 Jul. (EP/AP) -
El viceministro de Interior paquistaní, Zafar Warriach, advirtió hoy a los milicianos armados que se refugiaron en la mezquita radical Lal --o Mezquita Roja-- de que deben rendirse o se enfrentarán a un ataque de las fuerzas de seguridad, un día después de que los enfrentamientos ocurridos en el lugar dejaran numerosos muertos.
Este suceso abre un nuevo frente en la crisis que afecta al régimen del general Pervez Musharraf, quien ya sufre la resistencia de milicianos cerca de la frontera con Afganistán y las protestas del movimiento prodemocrático por su decisión de cesar al presidente del Tribunal Supremo.
La Policía y tropas paramilitares han clausurado las calles de Islamabad (capital del país) que rodean la mezquita Lal y algunas de los distritos cercanos. Además, periodistas de AP informaron de que habían visto a soldados descargar vehículos blindados de trailers aparcados frente al Parlamento y montando ametralladoras en sus torretas.
Tras una reunión de altos cargos mantenida a primera hora de hoy, en la que también participó Musharraf, Warriach informó de que el Gobierno había declarado un toque de queda inmediato en el área en torno a la mezquita.
"Les pedimos que se rindan y entreguen las armas. Ninguna acción se emprenderá contra aquellos que lo hagan, pero si alguien muestra las armas y sale (de la mezquita) será respondido con balas", advirtió Warriach en una comparecencia.
Además, Warriach no fijó un plazo concreto para que los seguidores de los clérigos radicales entreguen sus armas, pero si señaló que a las autoridades se les estaba agotando la paciencia después de seis meses de estancamiento. Y añadió que el Gobierno "ha decidido" que estas personas que están "calumniando" a Pakistán y al islam "se enfrentarán a un operativo".
A pesar del toque de queda y del alto el fuego anunciado anteriormente, se continuaban escuchando disparos esporádicos en las primeras horas del miércoles cerca de la mezquita.