KERBALA (IRAK), 17 (Reuters/EP)
Cientos de peregrinos chiíes comenzaron a abandonar hoy la ciudad santa iraquí de Kerbala, terminando así una celebración religiosa anual que en esta ocasión no se ha caracterizado por los altos índices de violencia de los últimos años, aunque los atentados perpetrados estos días han causado más de 30 muertos.
Sin embargo, las autoridades iraquíes consideran que la festividad de este año ha sido relativamente pacífica. En 2007, las milicias chiíes y la Policía protagonizaron violentos enfrentamientos en las calles de Kerbala, a unos 80 kilómetros al suroeste de Bagdad.
Durante la clausura del rito religioso de Shaabiniya, los peregrinos se concentraron en los márgenes de un afluente del río Éufrates, encendiendo velas, celebración que marca el fin de la festividad chií en esta ciudad.
Los peregrinos comenzaron después a llenar los autobuses que saldrán de Kerbala después de una semana en la que las autoridades han desplegado 40.000 policías y soldados apoyados por francotiradores, helicópteros y perros rastreadores para prevenir cualquier atentado.
Esta peregrinación se produce en uno de los días santos de la confesión musulmana chií, el nacimiento del imán Mohamed al Mahdi. Los chiíes creen que el regreso del "imán oculto", quien desapareció en el siglo IX, traerá la paz a la Tierra.
ATAQUES DE SUNÍES CONTRA CHIÍES
La participación en estas celebraciones se ha incrementado desde la caída del régimen de Sadam Husein, quien por su condición suní limitó las manifestaciones chiíes en Irak, por lo que estos eventos en los últimos cinco años han sido objetivo de los milicianos suníes.
Un atentado suicida ocurrido el pasado jueves acabó con la vida de 19 peregrinos cerca de la ciudad de Iskandariya mientras se dirigían a Kerbala. "Este año, la peregrinación fue bien, excepto por el incidente de Iskandariya", opinó Yousif Mohamed Ali, un iraquí de 41 años procedente de la ciudad de Basora.
En otros ataques contra los peregrinos chiíes, nueve personas fallecieron ayer en una estación de autobuses de Balad, al norte de Bagdad, y otras seis murieron ayer en la capital.
Sin embargo, este año se han reducido significativamente los índices de violencia que solían registrarse durante esta celebración. Así, no se ha repetido la lucha entre facciones chiíes que durante días rodeó al templo sagrado de Kerbala y que acabó con el alto el fuego declarado por el Ejército del Mahdi, la milicia del clérigo radical Muqtada al Sadr.
En el año 2004 más de 170 personas murieron durante la peregrinación en ataques en Bagdad y Kerbala. Un año después, más de 1.000 peregrinos fallecieron en la capital por una estampida en un puente ante los rumores sobre un atentado suicida, convirtiéndose así en el incidente más sangriento de la festividad chií.