BUENOS AIRES, 6 Mar. (Reuters/EP) -
Los docentes de la mayoría de las provincias de Argentina han iniciado una huelga que se extenderá durante toda la semana, una protesta que se suma a la manifestación de este miércoles reclamando mejoras salariales justo al inicio del año lectivo en el país.
La protesta, habitual durante el inicio del ciclo lectivo en Argentina, podría marcar el inicio de fuertes reclamaciones sindicales en el marco de la crisis económica que sufre el país, lo que podría golpear las intenciones del presidente Mauricio Macri de ser reelegido en los comicios generales de octubre.
Los docentes de las escuelas públicas piden que los distritos, incluida la poderosa provincia de Buenos Aires -gobernada por una aliada del presidente Macri-, compensen la pérdida de poder adquisitivo originada en por una inflación de casi 50 por ciento en 2018.
"Por salarios dignos, empezamos las clases en las calles para no naturalizar la pobreza", ha asegurado a una radio Eduardo López, secretario del sindicato de maestros CTERA, uno de los principales del país.
Debido a la medida de fuerza y la movilización frente a la sede del Gobierno nacional en el centro de Buenos Aires, millones de niños se quedarán en sus casas en lugar de asistir a la escuela en el primer día de clase, tras la celebración del Carnaval.
Si bien el paro estaba previsto después del fracaso de varias rondas de negociaciones, la protesta por parte de uno de los gremios más grandes de Argentina aumenta la tensión en un año de alto voltaje político por las elecciones de octubre.
En la provincia de Buenos Aires, la mayor del país y clave para las expectativas de reelección de Macri, los maestros quieren que la gobernadora María Eugenia Vidal les dé un 16% de aumento como complemento del alza del año pasado.
Esto resultaría inviable para las ajustadas cuentas provinciales y descarrilaría la pauta de incremento salarial del sector público de 25% que tiene en vista el Fondo Monetario Internacional para 2019.
Macri lleva adelante un plan de austeridad aprobado por el FMI a cambio de la financiación del organismo. El estricto programa estabilizó la moneda del país pero contribuyó a enfriar una economía en recesión, elevando el malestar social.