MADRID 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Residentes de varias localidades predominantemente suníes de Irak han anunciado este jueves la formación de "fuerzas militares" para responder a las operaciones lanzadas en los últimos días por el Ejército tras el asalto militar contra un campamento de protesta en la localidad de Hawiya, ubicada cerca de Kirkuk, que saldó con 32 muertos y 80 heridos.
Los anuncios han llegado apenas días después de que el emir de las tribus Dulaim, Alí Hatim al Sulaiman, uno de los propulsores de las manifestaciones antigubernamentales en la provincia de Anbar, solicitara a todas las tribus suníes del país que porten armas para defenderse.
En este sentido, el líder del Movimiento Despertar de Irak en Anbar, Ahmed Abu Risha, ha señalado que en la provincia se ha formado un Ejército compuesto por miembros de las tribus locales. "Hemos creado un Ejército tribal llamado Ejército de la Dignidad y el Honor para defendernos contra las sucias milicias", ha dicho.
Así, ha agregado que el Ejército actual "está compuesto por milicias sectarias" y que "el verdadero Ejército de Irak fue desmantelado por "el criminal" Paul Bremer --quien fue nombrado Director de la Reconstrucción y Asistencia Humanitaria a Irak en mayo de 2003, cargo que abandonó en junio de 2004-- tras el derrocamiento del Gobierno de Saddam Hussein. Bremer sirvió durante ese periodo como jefe de Estado en el país árabe.
Por último, Abu Risha ha solicitado a los miembros del Ejército de las tribus chiíes del sur del país que deserten y no tomen parte de la represión de los manifestantes, al tiempo que ha expresado su rechazo al terrorismo en el país, según ha informado la cadena de televisión emiratí Al Arabiya.
Más de 100 personas han perdido la vida desde el comienzo de esta ola de violencia después del asalto en Hawiya. Tras ese ataque, los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad se han sucedido y se han extendido a otras zonas suníes en el oeste y el norte de Irak.
Este mismo jueces, al menos quince agentes de la Policía y 31 milicianos islamistas suníes han muerto en los enfrentamientos registrados en la ciudad de Mosul (norte). El balance provisional de la violencia sectaria elaborado por el Centro de Recuento de Irak señala que 1.365 personas han muerto en los enfrentamientos desde marzo de 2013.
DIMISIONES
Apenas horas después de la represión de la sentada, los ministros de Educación y Ciencia y Tecnología de Irak, Mohamad Tamim y Abdul Karim al Samarrai, respectivamente, presentaron su dimisión en protesta por el asalto.
Posteriormente, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, nombró al viceprimer ministro para Asuntos Energéticos, Hussain al Shahristani, al frente del Ministerio de Exteriores en sustitución de Hoshiar Zebari, y al ministro de Justicia, Hasan al Shammari, a cargo de la cartera de Comercio en sustitución de Jairalla Babiker.
A través de un comunicado, la oficina de Al Maliki explicó que el primer ministro ha decidido dar a Zebari y Babiker "vacaciones obligatorias". Hasta el momento no hay sustitutos para los ministerios de Educación y Ciencia y Tecnología.
EL ASALTO
Un total de 32 personas, entre ellas dos soldados, murieron, y otras 80, entre ellas siete soldados, resultaron heridas en la operación de asalto, según fuentes de seguridad citadas por la agencia iraquí.
Según el Ministerio de Defensa, que no ha dado cifras de víctimas, las tropas respondieron a los disparos de los acampados. No obstante, los manifestantes aseguraron que estaban desarmados en el momento en que los soldados abrieron fuego.
Miles de suníes han participado desde el pasado mes de diciembre en las movilizaciones que se celebran cada semana en diversas provincias de Irak para protestar contra la marginación que, según ellos, sufren los miembros de su confesión a manos del Gobierno del chií Nuri al Maliki.
A última hora del martes, el Consejo Provincial de Anbar solicitó al Ejército que se retire de las localidades de la provincia para evitar enfrentamientos, al tiempo que acusó a las Fuerzas Armadas de asesinar a iraquíes y aplastar las protestas, en lugar de proteger a la población.
En este sentido, resaltó que los manifestantes que están participando en sentadas y protestas contra el Gobierno solo ejercen su derecho y que, en respuesta, las autoridades "deberían dar respuesta a sus reclamaciones en lugar de lanzar al Ejército a una confrontación armada con ellos".
Por ello, pidió a las ONG internacionales que intervengan para poner fin al derramamiento de sangre, del que acusó al Gobierno, y expresó su apoyo total a los manifestantes.