Sarkozy cierra su campaña en el bastión de Le Pen en 2002 con llamadas a "la patria y la religión"


PARÍS, 20 Abr. (EUROPA PRESS/Salvador Martínez) -

El candidato del partido gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP), Nicolas Sarkozy, se dio anoche su último baño de multitudes antes de las elecciones presidenciales del próximo domingo. El lugar elegido fue Marsella, donde el ultraderechista Jean-Marie Le Pen obtuvo la victoria en los comicios de 2002.

En el equipo de campaña de Nicolas Sarkozy, a quien todos los sondeos sitúan a la cabeza en la carrera hacia el Elíseo, reina la confianza y la satisfacción. Asimismo, se da por sentado que la socialista Ségolène Royal será la rival en la segunda vuelta, en la que "se opondrán dos proyectos de sociedad".

Rodeado de ministros, ex ministros y parlamentarios como Jean-Pierre Raffarin, Alain Juppé o Philippe Douste-Blazy, Sarkozy defendió ante sus simpatizantes los "valores" de su candidatura, como "la familia, la patria, la religión, el trabajo, la cortesía, el orden, la moral". Asimismo, no dudó en compararse con el histórico activista por los derechos civiles estadounidense Martin Luther King. "Su ideal ha cambiado América, nuestro ideal va a transformar Francia", clamó.

Sarkozy se presentó, así, como "el presidente que hará vivir el ideal francés", que hará surgir un país "en el que cada uno encuentre su lugar, donde los profesores ya no tengan miedo de los alumnos, donde los adultos ya no tengan miedo de los jóvenes, donde los jóvenes ya no tengan miedo de volverse adultos, en el que los padres ya no tengan miedo de que sus hijos vivan peor que ellos, donde el obrero no siga viviendo con la obsesión de las deslocalizaciones, donde la diferencia no se siga viendo como un peligro sino como una riqueza".

Asimismo, el candidato arremetió contra "la Francia del no", la "Francia de la miseria". "Cuando los candidatos no tienen ideas, no tienen argumentos, no tienen convicciones, cuando no creen en nada y no trabajan, no tienen otro recurso que el insulto, la mentira, la insinuación", aseveró. "No creo que los franceses se dejen engañar por tales comportamientos, por tales prácticas", añadió.