El Tratado simplificado mantiene la sustancia de la Constitución pero elimina sus valores simbólicos


BRUSELAS, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los líderes de la UE acordaron hoy salvar los restos del naufragio de la fallida Constitución --rechazada hace dos años en referéndum por Francia y Países Bajos-- al aprobar un mandato para redactar un nuevo Tratado simplificado que incluye los principales contenidos del antiguo texto, aunque elimina todos sus valores simbólicos con el objetivo de contentar a los países más escépticos: Polonia, Reino Unido, Países Bajos y República Checa.

El nuevo texto conserva las novedades principales de la Constitución: el presidente permanente de la UE; el ministro de Exteriores --ahora se le llamará Alto Representante--; la reducción del tamaño de la Comisión a partir de 2013 --en lugar de un comisario por país, un número de miembros equivalente a dos tercios de los Estados miembros--; la supresión del veto en unas 40 políticas, entre las que se encuentra la inmigración; la extensión de las competencias de la Eurocámara; o la cláusula para permitir a un Estado miembro abandonar la Unión.

La Carta de Derechos Fundamentales tendrá un carácter jurídicamente vinculante, salvo en Reino Unido; se reconoce la personalidad jurídica de la UE y también la primacía del derecho comunitario sobre el nacional (aunque ya no en un artículo del Tratado sino en un protocolo adjunto); y se mantienen los avances en materia de energía, protección civil, salud pública, deporte o turismo. Asimismo, se añade como política prioritaria la lucha contra el cambio climático.

No obstante, el nuevo Tratado (denominado Tratado de reforma) queda desprovisto de cualquier carácter constitucional, y tampoco sustituirá a todas las normas anteriores, sino que se limita a enmendar, respectivamente, al Tratado de la Unión Europea y al Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, que a partir de ahora pasará a llamarse Tratado sobre el funcionamiento de la UE. Ello supone renunciar al ejercicio de simplificación previsto en la Constitución, un texto que recortaba de 2.800 a 400 páginas el derecho primario comunitario.

El Tratado simplificado no mencionará la palabra 'Constitución', no incluirá ningún artículo que hable de los símbolos de la UE (bandera, himno o divisa), el ministro de Asuntos Exteriores pierde su nombre, y ya no se hablará de 'ley' o 'ley marco' europea, sino que se mantendrán las denominaciones actuales de 'reglamento', 'directiva' o 'decisión'. Con ello se trata de evitar la impresión de que la UE vaya a convertirse en un 'superestado', idea que provoca ampollas en muchos Estados miembros.

Tras una agónica negociación que hizo temer el fracaso de la cumbre, Polonia logró aplazar hasta 2017 la entrada en vigor del reparto de poder basado en un sistema de votación por doble mayoría de un 55% de los Estados (que incluya al menos a 15 países) y un 65% de la población. Este mecanismo es otra de las novedades de la Constitución. Aunque a partir de 2014 empezará a aplicarse formalmente la doble mayoría, Polonia podrá invocar el Tratado de Niza cada vez que le resulte más favorable para lograr una minoría de bloqueo.

Además, aumentan de 4 a 5 el número mínimo de Estados necesarios para bloquear una decisión, y se refuerza un mecanismo, basado en el denominado 'Compromiso de Ioannina', que permite a una minoría de países paralizar un acuerdo aunque no tengan los votos necesarios para bloquearlo. Con todas estas redes de seguridad, Varsovia pretende amortiguar los efectos de la doble mayoría, que a su juicio perjudica a los países medianos y da un peso desproporcionado a Alemania.

CLÁUSULA DE SOLIDARIDAD ENERGÉTICA

Los polacos lograron también, con el apoyo de Lituania, que el nuevo Tratado incluya una cláusula de solidaridad energética que obligue a todos los Estados miembros a prestarles auxilio cuando se enfrenten, por ejemplo, a un corte de suministro por parte de Rusia.

Para contentar a Reino Unido, se pactó un mecanismo que le permita excluirse de las políticas de cooperación policial y judicial en materia penal, pero sin impedir a los demás que puedan avanzar más rápidamente si así lo desean. También se deja claro que la política exterior de la UE no afectará a las responsabilidades de los Estados miembros en este campo ni a su representación ante organizaciones internacionales como la ONU.

Como principal concesión a Países Bajos, los Veintisiete acordaron reforzar el papel de los parlamentos nacionales en la elaboración de la legislación comunitaria, aunque no tendrán poder para sacar la "tarjeta roja" a una propuesta de la Comisión sino sólo una "tarjeta naranja". Es decir, no podrán vetar, pero si el Ejecutivo comunitario quiere seguir adelante con una iniciativa legislativa que sea rechazada por una mayoría de los parlamentos nacionales, deberá justificarlo mediante un dictamen motivado que tendrá que enviar a la Comisión y el Consejo, que en última instancia podrán tumbar la propuesta.

Los holandeses obtienen además un protocolo para proteger los servicios de interés general y, aunque el nuevo Tratado no enumerará los criterios para aceptar la entrada de nuevos Estados miembros, sí que se refiere a ellos y exige al Consejo Europeo que los tenga en cuenta a la hora de examinar a los candidatos.

Asimismo, se redactará una disposición sobre los procedimientos de revisión de los Tratados en los que se deje claro que se podrán aumentar o reducir las competencias atribuidas a la Unión, tal y como pide República Checa.