HARARE 17 Nov. (Reuters/EP) -
La vicepresidenta de Zimbabue, Joice Mujuru, ha respondido a las acusaciones de la prensa estatal de conspirar contra el presidente Mugabe, y ha advertido de que las peticiones de su dimisión son inconstitucionales.
Hasta el mes de octubre, Mujuru era la miembro del partido de Gobierno, el ZANU-PF, con más posibilidades de suceder al nonagenario Robert Mugabe en la presidencia de Zimbabue. Sin embargo, tanto la mujer del presidente, Grace Mugabe, como los medios de comunicación públicos la han acusado de traicionar y conspirar contra el jefe de Estado.
Desde la llegada al poder de Mugabe en 1980, los medios públicos de Zimbabue han servido al Gobierno para atacar a sus enemigos, pero nunca habían tenido por objetivo a una vicepresidenta en ejercicio.
Mujuru respondió el pasado domingo a través de un artículo en dos periódicos privados al diario Sunday Mail, propiedad del Gobierno, que la vinculó a una conspiración para derrocar a Mugabe. En el comunicado negaba las acusaciones.
"El 'Sunday Mail' me ha acusado de traición en un titular a toda plana. Se me ha relacionado con un intento de derrocar al legítimo gobierno de Zimbabue, liderado por Su Excelencia, el presidente y secretario general del ZANU-PF, Robert Mugabe", ha dicho Mujuru. "Estas acusaciones son completamente falsas y no pueden quedar sin respuesta, por el interés nacional", ha subrayado.
Mujuru ha añadido que estos ataques son "maliciosos, difamatorios e irresponsables", por lo que sus abogados tomarán medidas para restaurar su reputación.
"Aunque pienso que el silencio es oro, a la vista de estos ataques sin precedentes, sistemáticos y coordinados, contra la vicepresidenta, me he visto obligada a publicar este comunicado", ha dicho Mujuru.
La delicada situación de Mujuru coincide con el ascenso en el ZANU-PF de Grace Mugabe, lo que ha hecho correr el rumor de que el presidente prepara a su mujer para sucederle en el poder.
El anciano líder de Zimbabue puede presentarse a las elecciones de 2018, aunque los rumores sobre su mala salud han alentado la batalla por su sucesión dentro del ZANU-PF.