Las Palmas de Gran Canaria, 10 Ene. (EP/IP) -
La Fundación de Cajas de Ahorros Confederadas (Funcas) achaca hoy al aumento poblacional el menor crecimiento económicos de las Islas en los últimos años, según afirma dicha institución en su informe sobre el 'Balance Económico Regional 2000-2006'.
Funcas advierte que "el desigual comportamiento del ritmo de crecimiento económico de las provincias españolas en el pasado año 2006 está muy afectado por la inmigración extranjera y su asentamiento provincial, pero también por la producción agraria y la actividad turística".
Las cuatro provincias españolas "con un menor crecimiento del PIB inferior al 3 por 100 en el año 2006 fueron Teruel, Baleares, Huesca y Tarragona. El fenómeno de la evolución de la productividad aparente del factor trabajo está muy influenciado por la inmigración extranjera y la evolución del sector agrario. La más alta productividad del período se registró en Tarragona, Ceuta, Valladolid y Huesca, lo que se explicaría por la incidencia del sector energético. En cuanto a los descensos notables de productividad aparente en Guadalajara, Baleares, Tenerife y Granada, quizá se explique en parte por la crisis turística de algunos años y por los efectos migratorios externos".
Funcas resalta "el desigual nivel relativo de los precios en poder de compra de las provincias españolas, que en Barcelona frente a Badajoz supone una diferencia del 23,59 por 100, es un porcentaje suficientemente representativo de cómo el nivel de bienestar de las familias españolas está profundamente afectado por la desigualdad existente en los precios de los
bienes y servicios consumidos por los hogares. De hecho, los datos de la economía española demuestran cómo las diferencias relativas en el nivel de desarrollo resultan corregidas por el efecto de los precios y por las transferencias públicas para la financiación de gastos sociales tan importantes como la enseñanza y la sanidad".
Admite que "es cierto que el nivel de bienestar no sólo debiera comprender las rentas dinerarias y en especie, sino también la calidad de vida y las necesidades implícitas a consecuencia de las aglomeraciones de la población residente, que incide en las necesidades de gastos en el transporte y derivadas del tiempo ocioso a que da lugar. Quiere decirse que cualquier información cuantitativa sobre los niveles de vida y bienestar no está plenamente representada por los niveles de renta disponible. Es evidente que a pesar del crecimiento real del nivel de renta de los ciudadanos, el sentimiento del bienestar personal no evoluciona de la misma forma".
Así, "los resultados, en cuanto al índice de renta familiar real de las distintas comunidades autónomas, pueden incorporar sorpresas, al situarse las regiones más desarrolladas de España, Cataluña y Baleares, en las posiciones octava y décima, lo que indica que existen diferencias en otros aspectos ajenos al desarrollo económico, como puede ser la marginación de la población, lo que crea diferencias en el bienestar social. Es importante destacar cómo existen diferencias en la asignación de los recursos propios para la financiación de la sanidad y la enseñanza no suficientemente conocidos ni explicados por las autoridades económicas que redistribuyen los recursos públicos españoles. Acaso el fenómeno migratorio no ha sido suficientemente incorporado en la distribución de los recursos públicos, siempre escasos e insuficientes. El desigual origen de las rentas familiares es también una prueba de la desigual estructura de la producción de los distintos sectores económicos".
Funcas añade que "las diferencias apreciables en el desarrollo de las regiones españolas se aprecian en el cálculo de los saldos externos, totales y por habitante. Las economías más retrasadas en el mapa económico español compensan su bajo nivel de desarrollo a través de la balanza de pagos deficitaria. Un saldo negativo que es financiado en parte por las transferencias públicas interregionales y, en buena medida, por el sector privado que invierte en las áreas más retrasadas, mejorando su demanda interna. En nuestra opinión, es el fruto derivado de una política de solidaridad interregional, que hoy parece ponerse en cuarentena por quienes deberían sostenerlo y fomentarlo".
En cuanto al consumo privado, "las autonomías más consumidoras con relación a su renta interior bruta fueron en 2006, Andalucía, Asturias, y Galicia, y las menos gastadoras, Baleares, Comunidad Valenciana y País Vasco. En cuanto al gasto público, destaca el mayor gasto relativo de Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha, y el menor gasto público relativo de Madrid, Baleares, y Cataluña. Respecto a la inversión "formación bruta de capital" destaca el mayor esfuerzo relativo inversor de Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia y el más bajo nivel inversor relativo de Navarra, País Vasco y Cataluña".
En conjunto, "una demanda interna más elevada en Extremadura, Castilla-La Mancha, y Galicia, y una menor demanda relativa, frente a su renta bruta, de Navarra, Baleares y Cataluña. La mayor apertura al exterior, respecto a su volumen de producción, se registró en Canarias, Cataluña y Madrid, siendo las economías regionales más cerradas, en términos relativos a su dimensión, Extremadura, Asturias y Castilla y León. Por el lado contrario, las mayores receptoras relativas de bienes y servicios foráneos fueron, Canarias, Galicia y Cataluña, y las menores receptoras de bienes y servicios externos fueron Extremadura, Baleares y el País Vasco".
Las autonomías con "un mayor saldo positivo de su balanza de pagos en bienes y servicios fueron Navarra, Baleares y Cataluña y las más deficitarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Galicia. Un panorama complejo, pero que refleja la enorme variedad económica de las regiones españolas y una situación real que puede terminar siendo conflictiva ante la diversidad deautoridades que gobiernan la política económica española".