LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
El hombre acusado de agredir sexualmente y amenazar con una navaja a una menor en la zona conocida como Los Picachos, en Telde (Gran Canaria), el 14 de febrero de 2007, reconoció hoy su culpabilidad durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Las Palmas y se conformó con la pena de 12 años de cárcel solicitada por la Fiscalía, que en un principio pedía 18 años de prisión para él.
Neftali Calero, de 31 años de edad, admitió con cinco monosílabos, y a preguntas de la fiscal Cristina Jiménez, haber actuado en contra de la voluntad de la joven --que tenía 16 años en el momento de los hechos--, haberla penetrado, atemorizado, amenazado con una navaja y advertirle de que "si decía algo la iba a matar".
El Ministerio Fiscal redujo de 15 a 11 años la pena de cárcel para el agresor por un presunto delito de agresión sexual y bajó de 3 a un año de reclusión por el delito de amenazas.
No obstante, mantuvo la petición de que se le prohíba acercarse a la víctima, a su domicilio o a cualquier lugar donde se encuentre o comunicarse con ella por cualquier medio durante 13 años, además de indemnizar a la joven en concepto de daño moral en la cantidad de 18.000 euros.
La defensa del acusado, que pedía la libre absolución, se adhirió finalmente a los solicitados por la fiscal y el juicio ha quedado visto para sentencia.
POR LA FUERZA.
El escrito del fiscal precisa que el citado día, sobre las 14.00 horas, N.C.C. se encontraba en las inmediaciones de la "zona poco transitada" de Los Picachos, en San Gregorio, y se acercó a la joven con la excusa de preguntarle por una calle, momento en el que el acusado sacó una navaja y se la colocó en el lado derecho del cuello.
Acto seguido, "la agarró por la fuerza de su brazo izquierdo llevándola hasta un descampado cercano, ello a sabiendas de lo poco transitado del lugar facilitando con ello sus propósitos y una vez allí de igual manera amenazándola en todo momento con la navaja, la obligó a quitarse el cinturón para posteriormente bajarle las bragas", detalla el escrito.
El acusado actuó "con claro ánimo de satisfacer sus deseos lúbricos y libidinosos, en contra de la resistencia de la menor, la penetró vaginalmente, llegando a eyacular en su interior".
"Una vez consumada su ilícita acción, el procesado con ánimo de atemorizar a la menor le manifestó que no contara nada de lo sucedido porque si le denunciaba la mataba", concluye el documento.