LOGROÑO, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -
La presión social ha logrado hoy suspender un desahucio en la calle Capitán Cortés de Logroño. Bajo gritos de 'sí se puede' y lloros de alegría una treintena de personas han recibido la noticia. En diez días, no obstante, se volverá a señalar.
Representantes de partidos políticos, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, ciudadanos y afectados se han dado cita en la calle Capitán Cortés para, a las 13:30 horas, asistir a la llegada de un funcionario de los Juzgados que, acompañado por dos policías locales, iba a proceder de desahuciar a Esther Ruiz.
A muchos de los congregados les unía con ella una situación que afecta a "cientos de ciudadanos", tanto en Logroño y Lardero como en Valladolid (en este lugar con la empresa Urbalid).
En La Rioja, Levalta construyó unas viviendas, ellos las compraron y tras haber pagado cantidades que rondan los 35.000 euros se encontraron con que no se les concedía una hipoteca.
"¿Cómo quieres que firme?", clamaba hoy a la Promotora el compañero de la afectada a la puerta de la vivienda, "si no me conceden la hipoteca". Y resumía: "se quedan con tu dinero y te quitan la casa en la que vives".
Y es que, hoy, se iba a desahuciar a Esther de su vivienda en el centro de Logroño por otra que compró en La Guindalera, en 2006, por la que pagó 36.000 euros iniciales y que, ahora, no puede seguir pagando porque ningún banco le concede hipoteca, pese a que la Promotora les afirmó que iba a posibilitar un crédito con Caja Madrid.
A las 13:30 horas, el funcionario se ha personado en la vivienda de Capitán Cortes, y allí, ha elegido irse para no tener que entrar por la fuerza, y al encontrarse con esa treintena de personas que gritaban "No al desahucio" o "Especulación, Caja Madrid".
Poco más de quince minutos después llegaba la noticia: se había suspendido el desahucio. Al menos por el día de hoy. La protagonista no se lo creía, decía ya "no sentir" y recordaba cómo, esa misma mañana, el procurador de Levalta había rechazado la paralización. Después llegaba un mensaje al móvil de su compañero: en diez días se volverá a señalizar.
"NUNCA INTENTARON UN ACUERDO"
Otra de las afectadas relataba a Europa Press cómo se firmaron contratos de compra con Levalta y RIOFAN. Se fueron pagando cantidades a cuenta durante dos años pero, llegado el momento de escriturar, no se concedieron los préstamos.
"Se intentó hablar con la Promotora, pero nunca intentaron un acuerdo", ha explicado. Acuerdos que pasarían por que los afectados perdieran "las cantidades a cuenta" y la Promotora se quedara el piso.
Son, ha dicho, "cientos de contratos" en viviendas de La Guindalera, La Cava, Fardachón y en Lardero en el T-I. "Lo más grave", ha añadido, es que estas viviendas "tienen cargas urbanísticas, y es ilegal vender con cargas".
