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LOGROÑO, 11 May. (EUROPA PRESS) -
La Consejería de Salud ha puesto en marcha un protocolo para la atención de las personas con fibromialgia que persigue "hacer más visible la enfermedad" y alcanzar un diagnóstico temprano, ha explicado el director de Atención Especializada, Juan Antonio López.
En rueda de prensa, López ha dado a conocer, junto con el director del Área de Salud, José Miguel Acítores, un documento cuyo borrador está terminado y en fase de revisión final por parte de los responsables de los servicios y unidades implicadas: Reumatología, Unidad del Dolor, Medicina Interna, Medicina de Familia y Psicología Clínica.
Bajo el título 'Protocolo de evaluación y tratamiento de los pacientes con fibromialgia de La Rioja', el texto aborda una enfermedad capaz de condicionar el bienestar de las personas que la padecen.
El documento, ha dicho, está "basado en la mejor evidencia científica disponible y con el consenso de los expertos para su uso por los profesionales sanitarios de toda La Rioja".
Se estima que en La Rioja un 2,5 por ciento de la población podría padecer fibromialgia, una patología que puede aparecer en cualquier grupo de edad, con una prevalencia máxima entre los 40 y 49 años de edad, y una clara predominancia en la mujer frente al varón.
Entre el diez y el veinte por ciento de los pacientes que acuden a consulta de Reumatología lo padecen y es una enfermedad que puede producir "mucha frustración".
El proceso, de origen desconocido, se caracteriza por dolor crónico generalizado que el paciente localiza en el aparato locomotor, y que se asocia con otros síntomas como fatiga intensa, alteraciones del sueño, sensación de adormecimiento en extremidades, depresión, ansiedad, rigidez articular, cefalea y sensación de tumefacción en manos.
El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, de forma que ninguna prueba objetiva (ni de laboratorio ni de imagen) lo confirma.
A este respecto, el protocolo recoge que su tratamiento, para el que no existe una terapia definitiva, debe ser individualizado y basado en la mejor evidencia científica actual para las diferentes modalidades terapéuticas disponibles, que van desde tratamientos no farmacológicos como el ejercicio físico y la terapia psicológica cognitivo-conductual valorados por la evidencia científica hasta los farmacológicos.