Compañeros y adversarios destacan "su vibrante discurso y su sentido del humor", aunque algunos dicen que le falta "cercanía"
MADRID, 15 May. (EUROPA PRESS) -
El candidato de IU a la Alcaldía de Madrid, Ángel Pérez, afronta el reto de mantener los cuatro concejales que tiene su formación en el Ayuntamiento, con el objetivo de no perder la "cuota de poder" en la capital y seguir influyendo para que se hagan "políticas de izquierda".
Pérez, madrileño del barrio del Pacífico, comenzó su militancia en el Partido Comunista, en el que llegó a ser secretario general de Madrid entre 1992 y 1997. Pertenece a IU desde su fundación en 1986, en donde ha sido coordinador general de la sección madrileña entre 1993 y 2000 y portavoz del Grupo Parlamentario de IU en la Asamblea de Madrid durante dos legislaturas.
Tradicionalmente, Pérez ha controlado la mayoría de IU de Madrid hasta la llegada en 2002 a la Regional de Fausto Fernández, cercano al sector del coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, pero en 2004 el ahora aspirante a la Alcaldía se volvió a hacer con los mandos del partido en Madrid.
Al respecto, Pérez asegura que lleva mal las peleas internas de IU, que le han costado más de un enemigo, pero recalca que representan un ejercicio democrático en el que todo el mundo tiene la opción de opinar.
TIENE UN DISCURSO VIBRANTE
Oficial industrial de química, casado y padre de dos hijos, cuenta que la política le atrajo desde los 13 años y que está en ella para combatir "las injusticias". En su propio partido es valorado por su "ironía, sentido del humor y discurso vibrante", aunque, dicen, "debería ser más cercano".
"Utiliza un lenguaje llano y es muy bueno en el debate, pero a él le falta lo que ahora se pide a los políticos: estar más en la calle. Parece que tiene cierta tendencia a estar distanciado de las cosas, aunque creo que es por su timidez", dice un miembro de sus filas. Pérez sabe que transmite la sensación de ser un hombre demasiado duro, pero él lo desmiente y sostiene que las cosas le afectan "como a todo el mundo".
"Es un hombre divertido, con chispa y con el que se pueda hablar, pero juega en un mal equipo", señala un destacado político del PP de Madrid, mientras que el ex alcalde socialista Juan Barranco subraya que Pérez "es un tipo espléndido y encantador". "Políticamente da gusto tratar con él", agrega.
GUITARRISTA Y DEL ATLÉTICO DE MADRID
Aficionado a cantar y a tocar la guitarra, disfruta con los "viejos dinosaurios del rock como Peter Gabriel, The Beatles y Eric Clapton", y entre los grupos españoles, se queda con el cantautor Ismael Serrano. "Soy alguien que no apuesta casi nunca a ganar: seguir del Atlético de Madrid y de IU", bromea el candidato a gobernar el Ayuntamiento de la capital.
Le molesta mucho el ruido y los ajetreos --"Si quieres aburrirme, méteme en una fiesta", comenta--, y se define a sí mismo como un "chico normal, algo tímido y al que le gusta la tranquilidad". Igualmente, es de los que defiende que hay vida fuera de la actividad política. "Tengo compañeros a los que le preguntas la hora y te cuentan la historia del tiempo, pero además según Marx, y eso no lo puedo soportar, hay muchísimas más cosas en la vida que la política", explica.
Pérez se presenta por primera vez como candidato a la Alcaldía, aunque es la segunda en la que se enfrenta al regidor madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, ya que ambos coincidieron como cabeza de lista en las elecciones autonómicas de 1999, cuando el PP obtuvo mayoría absoluta.
En esta ocasión, Pérez aspira a arañar poder de la mano del PSOE, algo a lo que, sin embargo, se resiste a reconocer públicamente. Prueba de ello fueron sus declaraciones en el debate celebrado en Telemadrid el pasado 11 de mayo, cuando Gallardón abordó la posibilidad de un pacto entre IU y el PSOE que les llevara a gobernar el Ayuntamiento. Pérez le respondió de forma contundente: "Yo no soy el guardián de mi hermano", dijo en clara referencia al aspirante socialista a la Alcaldía, Miguel Sebastián.
El candidato de IU dice que encara los comicios con "tranquilidad y filosofía". "No entiendo que llegue una campaña electoral y que los políticos vayamos a los mercados a dar la mano y a que nos den la mano y que nos pasemos el tiempo besando niños. Yo no soy así", manifiesta.
Es de esos hombres que cree en lo que hace, pero asegura que con mayor tranquilidad y realismo que cuando empezó en el mundo político. "He aprendido que no es verdad que si no se hace una cosa para mañana ya no se puede hacer la revolución. La izquierda se ha llevado mucha estopa pero conserva su metro cuadrado de coherencia", alega.
