Actualizado: martes, 24 octubre 2017 13:53

MADRID, 24 Oct. (EUROPA PRESS) -

El hombre que presuntamente degolló a su expareja en San Sebastián de los Reyes en diciembre de 2015, Ángel A., ha negado en su declaración ante el juez que cometiera el crimen por el que se le acusa, pero ha reconocido que mantuvo una "fuerte" discusión con ella una semana antes de los hechos, en las que llegó a amenazarla.

Así se ha manifestado Ángel A. a preguntas de su defensa y del Ministerio Público, que le reclama una pena de 25 años de prisión como responsable de un delito de asesinato acaecido en diciembre de 2015, en el que está acusado de asesinar a su expareja cortándole el cuello cuando la hija de ambos estaba en el colegio ante la negativa de la mujer a volver a retomar la relación.

Además, reclama para la menor una indemnización de 320.000 euros en concepto de responsabilidad civil por muerte de madre y de otros 250.000 euros para el hijo que reside en Argentina. Del mismo modo, exige el pago de 90.000 euros para cada uno de los dos hermanos de la víctima.

Ángel A. ha reconocido que su expareja le denunció por malos tratos en 2007, aunque fue absuelto, y ha negado que fuera él quien pidió que volvieran a estar juntos, sino que esa petición vino de su expareja. El acusado ha manifestado que cuando se enteró de dicha petición se mostró "encantado" porque "aún la quería".

"Me comentó que tenía una relación superficial con otro hombre, pero que quería volver conmigo", ha explicado Ángel, que también ha relatado que durante una conversación le planteó una disyuntiva: o dejaba a ese otro hombre o no estaría con ella.

El acusado ha reconocido que mantuvo una "fuerte" discusión alrededor de una semana antes de los hechos, en los que llegó a amenazarla, y que su expareja le dijo que no quería verlo más y lo echó de su casa.

Por otra parte, el día antes de los hechos, el acusado ha asegurado que su expareja lo llamó para que se personara en su casa y que él "la notó nerviosa y asustada", por lo que acudió. Ha señalado que, una vez en la vivienda, mientras tomaban mate en la cocina de su expareja, lo besó. También ha contado que pasó la noche ahí pero no durmió con ella. Sí lo hizo un mes antes.

En cuanto el día de los hechos, Ángel A. ha detallado que es cierto que durmió la noche anterior ahí, pero que se levantó para ir al hospital a realizarse unos análisis y ya no volvió a la casa de su expareja, algo que contradice la versión del fiscal. Además, ha relatado que se enteró de su muerte una vez estaba en su trabajo --parrillero en un restaurante argentino--.

También ha declarado como testigo uno de los compañeros de piso de la víctima, que ha sostenido que no vio ni escuchó nada durante la mañana de los hechos, más que "unos ruidos de microondas o de encender alguna luz". Asegura que se fue al gimnasio en torno a las 12.30 horas de la mañana de los hechos y que se enteró de la muerte cuando, al volver, la hija de la víctima tocó a la puerta de su habitación "desesperada" al ver a su madre tendida en el suelo con sangre rodeándole la cabeza.

Este testigo ha reconocido que tocó el cuerpo de la mujer para "intentar incorporarla y reanimarla", razón por la que según él se hallaron huellas suyas en el lugar de los hechos.

Por su parte, una amiga íntima de la víctima ha señalado que Ángel y su expareja mantenían una relación "tormentosa", que era "controlador y muy celoso" y que reaccionó "mal" cuando se enteró de la relación que mantenía con otro hombre.

ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

El escrito de calificación provisional de la Fiscalía recoge que el acusado mantuvo una relación sentimental con la víctima desde 1997 hasta 2012, fruto de la cual tuvieron dos hijos: una niña menor edad en el momento en que se produjeron los hechos y que residía en España con su madre y otro hijo que tenía fijada su residencia en Argentina.

Tras dar por concluida la información, Ángel A. se trasladó a Argentina de donde no regresó hasta septiembre de 2015. A partir de entonces, "trató de retomar la relación sentimental con la víctima aprovechando para ello que tenían que tener contacto frecuente para tratar temas relativos a la hija común".

Al comienzo, la relación entre ambos fue "cordial" hasta que la mujer le comunicó, ante el deseo del acusado de volver a estar juntos, que rehusaba retomar la relación puesto que había rehecho su vida sentimental con otro hombre, motivo por el cual en diciembre de 2015 mantuvieran una "fuerte" discusión.

El acusado, de acuerdo con el fiscal, "no asumió que no tenía posibilidad alguna de reiniciar su relación" y el 11 de diciembre de 2015 el acusado decidió acabar con la vida de su expareja. Para ello, cuando la niña se había ido ya al colegio y estando en el domicilio en el que la niña y la mujer vivían, se dirigió a la habitación de su expareja con un cuchillo en la mano.

Una vez allí, sin que ella pudiera esperar un ataque por su parte, de manera "imprevista y repentina", la golpeó en la cabeza con un objeto contundente, la agarró por detrás y con el arma blanca le cortó el cuello. La mujer falleció en un breve espacio de tiempo.

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