MADRID 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia Provincial de Madrid ha añadido un delito de lesiones psíquicas, penado con seis meses de prisión, a una de los implicados en el secuestro en noviembre de 2009 de la hija del dueño de un hotel de Miraflores de la Sierra.
El tribunal modifica así un error mecanográfico en la sentencia emitida en mayo del presente año y donde aparecía que Ana María S.G quedaba absuelta de este delito, según se desprende de un auto de la Audiencia Provincial de Madrid recogido por Europa Press.
Al corregir la sentencia, la Audiencia Provincial de Madrid iguala la pena por lesiones psíquicas a ambos autores del secuestro 'exprés' de forma que, además de la pena de cárcel, ninguno de los dos podrá aproximarse a menos de 500 metros de la víctima del secuestro, Margarita E.R, a su domicilio o su lugar de trabajo durante cinco años.
La sentencia de la Audiencia Provincial de mayo ya condenó a Ana María S. G. y a Gonzalo José B. O. a seis y siete años de prisión respectivamente por el delito de secuestro.
Asimismo, se les prohibió acercarse durante 10 años a la localidad de Miraflores de la Sierra, donde se encuentra el hotel que pertenece al padre de la víctima y en el que ella trabajaba en el momento del secuestro.
Asimismo, la Audiencia Provincial de Madrid fijó en mayo que los condenados deberían indemnizar a Margarita Paula E. R,, con 10.082 euros por las lesiones y secuelas causadas.
LOS HECHOS
El 12 de noviembre de 2009, en torno a las 14.30 horas, Margarita salió de su trabajo y siguió el itinerario por la carretera habitual que los procesados conocían a la perfección. Ana María S. G. había fingido haber tenido una avería con su coche y obligó a detener la marcha a la primera que viajaba a bordo de su automóvil.
Ésta se ofreció para ayudar a la procesada momento en que Gonzalo se aproximó por la espalda y, tras darle un golpe en la cabeza, le presionó las vías respiratorias, boca y nariz con un guante impregnado de acetona que le hizo caer por el aturdimiento.
A continuación la maniataron, la esposaron las manos a la espalada, le taparon los ojos con cinta aislante y la subieron a otro vehículo. De esta manera la llevaron hasta una vivienda en la localidad Colmenar Viejo.
Gonzalo le explicó las condiciones de su rescate creando la ficción de que su padre debía desde hacía tiempo a unos comerciantes de nacionalidad italiana la cantidad de 150.000 euros que éstos le reclamaban de forma perentoria más 50.000 euros en concepto de intereses.
De esta forma, la mujer llamó a su familia y les requiera hacer efectivo el pago del rescate. Se sucedieron varias llamadas más entre la mujer retenida y su hermano y, en la última de ellas, fue el propio procesado el que cogió el teléfono para que entregara el dinero a las 20.00 horas.
El hermano de la víctima puso en conocimiento de la Policía los hechos, mientras que seguía recibiendo llamadas compulsivamente por parte de su hermana quien recibía las órdenes amenazantes del procesado para que así lo hiciera.
En esas comunicaciones se estableció el lugar del intercambio en la ermita sita en la Travesía de la Magdalena (Colmenar Viejo) y donde el hermano de la perjudicada tendría que desplazarse en un taxi. Próximo a la hora convenida, Gonzalo amordazó de nuevo a la mujer, la introdujo en los asientos traseros del vehículo y se acercó al lugar donde ya efectuaba labores de contravigilancia Ana María.
Algunas llamadas entre los dos procesados habían sido intervenidas y ofrecieron a los agentes de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil la información necesaria para desplegar un dispositivo en el lugar y hora acordados.
Cuando se producía el intercambio los miembros de la Unidad lograron reducir y detener a Gonzalo, mientras que la mujer se dio a la fuga. Días después, el 16 de noviembre de 2009, también fue localizada y arrestada.