MADRID 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
El delegado de Economía y Empleo en el Ayuntamiento de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, sostuvo hoy que con la prolongación de la Castellana se "corregirán errores" cometidos en el urbanismo de los últimos años y que tienen repercusión directa en la economía de la ciudad.
El edil puso como ejemplo en la presentación del XXIII Barómetro de la Ciudad el modelo urbanístico llevado a cabo en PAU como los de Sanchinarro, Las Tablas o Montecarmelo, donde se han levantado grandes bloques de edificios pero el pequeño comercio está desaparecido, lo que supone una "pérdida de oportunidades" para la economía madrileña.
"La ciudad tiene que aprender de sus errores", argumentó Villanueva tras presentar el monográfico sobre la prolongación de la Castellana incluida en el último Barómetro. Y es que la nueva centralidad económica de la ciudad apostará claramente por el equilibrio entre viviendas y oficinas.
SIN UN ALMA A LA VISTA
El objetivo es que la zona de prolongación de la Castellana no se quede sin un alma a la vista una vez que las oficinas echen el cierre, para lo que se apuesta por un equilibrio de usos. De este modo, la operación contará en 2022, cuando estará totalmente operativo el nuevo distrito, con 88.000 empleados y 50.000 habitantes. Estas cifras contrastan con las de otros distritos de negocios europeos, como las de París-La Défense (150.000 empleados y 20.000 residentes), la City of London (340.000 empleados y 8.000 habitantes) o Canary Wharf (90.000 empleados y 7.000 habitantes).
El proyecto de prolongación del Paseo de la Castellana hacia el norte, que está tramitando el Ayuntamiento de Madrid, generará 699 millones de euros anuales de Producto Interior Bruto (PIB) para la ciudad, cifra que llegará a los 1.584 millones de euros para el conjunto nacional, según las conclusiones del Barómetro.
El sector de la construcción madrileño, severamente afectado por la actual crisis, será el principal beneficiario, con 427 millones de euros. Se crearán 13.490 nuevos puestos de trabajo, y considerando los empleos generados en el resto de España, el volumen total ascendería a 34.977, un 43 por ciento de ellos en el sector de la construcción.
Además, de los 88.000 trabajadores que se calcula que podrán trabajar allí, la mayor parte se dedicarían a servicios a empresas e intermediación financiera, en torno a 81.200 empleos. A la hostelería le corresponderían un total de 6.225 trabajadores y el resto al comercio.
A LA ALTURA DE LOS GRANDES ESPACIOS EUROPEOS
El edil Villanueva destacó que el proyecto de la Castellana nace con el objetivo de crear un distrito de servicios avanzados "a la altura de los grandes espacios europeos de referencia" con el que se pretende contribuir al nuevo modelo económico que el Gobierno municipal quiere para la ciudad.
Entre sus ventajas competitivas resaltó su proximidad a Barajas mediante Cercanías entre la estación de Chamartín y la T-4 del aeropuerto; la proximidad de instalaciones como Ifema o el futuro Centro Internacional de Convenciones, además de su cercanía a las sedes de las multinacionales españolas localizadas en Madrid y Latinoamérica, como el Distrito C de Telefónica o la futura sede central del BBVA.
Los madrileños tendrán que esperar hasta ver materializada la prolongación: tras el periodo de información pública, al Pleno llegará en 2010, los trabajos arrancarán en 2011 y culminarán en doce años.
La Junta de Gobierno del pasado 5 de noviembre aprobó inicialmente el Plan Parcial de Prolongación de la Castellana, que incluirá el cierre de la M-30 mediante la construcción del by-pass norte (1.400 millones de euros para la conexión de la avenida de la Ilustración con Pío XII y la A-1), la construcción de 17.000 viviendas, de las que 4.000 serán de protección pública, así como la generación de 20.000 puestos de trabajo medios mantenidos durante los doce años que durarán las obras.
La prolongación de la Castellana va desde el Nudo Norte hasta la M-40, casi en el límite del término municipal de Madrid y a lo largo de un ámbito de 312 hectáreas. El objetivo es crear la gran ciudad financiera de la capital, para lo que se prevé una inversión de 11.000 millones derivada del proyecto, de los 4.300 corresponden a la urbanización de infraestructuras y 6.800 a la edificación.
En cuanto al uso residencial, se construirán 17.000 viviendas, de las cuales 4.000 serán de protección pública correspondiendo la promoción de 1.315 al Ayuntamiento de Madrid; 739, a la Comunidad, y 1.946 al Ministerio de Fomento a través de ADIF-RENFE. De los más de tres millones de metros cuadrados que se van a transformar con este plan parcial, un 17 por ciento son parcelas de uso privado; otro tanto zona verde; un 10 por ciento a equipamientos públicos y el resto infraestructuras viarias o ferroviarias.
Las infraestructuras son otra de las grandes apuestas del ámbito. Se construirá con cargo a los propietarios del suelo y con un coste de más de 1.900 millones de euros la prolongación de la línea 10 de Metro en 4,2 kilómetros con cinco nuevas estaciones; la ampliación en 2,6 kilómetros de la Castellana y su conexión con las circunvalaciones M-30 y M-40; los cuatro nuevos ejes transversales; y el cubrimiento de 600.000 metros cuadrados de superficie ocupados por vías de ferrocarril para eliminar la barrera creada históricamente por el ferrocarril a lo largo de más de cinco kilómetros.