Calixto Bieito estrena en Madrid 'Don Carlos' de Schiller, "un poema dramático" y un "canto a la imaginación"

Actualizado: martes, 15 septiembre 2009 16:38

Carlos Hipólito y Rubén Ochandiano protagonizan este montaje que estrena en Madrid el Centro Dramático Nacional

MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -

Calixto Bieito estrena el próximo 17 de septiembre en el Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional (CDN) 'Don Carlos' de Friedrich von Schiller, "un poema dramático que enfrenta la libertad con la intolerancia y un canto a la imaginación", explicó hoy el director de escena.

Este es el eje central de la nueva propuesta escénica de Bieito, una coproducción del CDN, Teatre Romea, Grec'09 Festival de Barcelona y XV Jornadas Internacionales Schiller. Carlos Hipólito (como Felipe II), Rubén Ochandiano (Don Carlos), Àngels Bassas (Princesa de Éboli), Begoña Alberdi (Duquesa de Alba), Rafa Castejón (Marqués de Poza), Josep Ferrer (Duque de Alba), Violeta Pérez (Isabel de Valois) y Mingo Ràfols (Gran inquisidor/Domingo, confesor del rey) protagonizan esta función.

El montaje es una dramaturgia del propio Bieito y Marc Rosich a partir de una traducción de Adan Kovacsisc (a quien Bieito considera uno de sus "mentores") y que ha realizado la primera versión en castellano en verso blanco de esta obra del escritor alemán.

A pesar de haber tratado de manera libre y sin complejos la obra de Schiller, el texto que ahora se presenta en Madrid es "muy fiel" al espíritu de su autor original "aunque pasado por el tamiz de Bieito y de Rosich", indicó Hipólito. El actor, que ya representó hace treinta años esta obra en el papel de Don Carlos, encarna ahora a Felipe II.

En su opinión, uno de los aciertos de Bieito ha sido "no canonizar ni demonizar a los personajes". "Lo que hemos hecho entre todos es contribuir a crear un grupo humano, no arquetipos", apostilló.

MISA PASODOBLE SURREALISTA

La obra lleva un subtítulo que aclara la concepción del director de escena para la función: 'Misa pasodoble surrealista'. "Misa porque toda liturgia es un gran show; pasodoble porque ésta es una música muy española que refleja la vida y la muerte; y surrealista porque es un poema soñado", explicó Bieito.

El hecho de ser un poema dramático y no un drama histórico permite, según el director, "muchas licencias, un lenguaje con predominio de las imágenes". Calixto Bieito citó una frase de Einstein que dice: "En los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento", algo que, a su entender, le va muy bien a sus espectáculos que, como en este caso, que constituye "un canto a la imaginación".

Para recrear el espacio escénico, obra de Rebecca Ringst, se ha recurrido a un inmenso invernadero a modo de "gran tríptico" y tomando como referencia 'El jardín de las delicias' del Bosco. En él Felipe II cuida con cariño de jardinero sus plantas, una frondosa plantación que crece esplendorosa gracias al abono de los millones y millones de muertos que se esconden bajo la tierra. Este jardín es aquí España, la prisión donde viven oprimidos los jóvenes Carlos y la Reina, y a la que el marqués de Poza traerá el aire fresco de sus ideas visionarias, aunque finalmente fallidas.

"Es una lectura política sobre el poder, los muertos, las víctimas, las fosas. Además no he obviado la leyenda negra española, que es merecida aunque también se haya inventado y exagerado mucho al respecto. A Schiller le interesa la poesía y por eso intenta crear un texto poético, no una obra psicológica de folletín", aclaró Bieito.

La música es un gran acompañamiento en esta propuesta escénica en la que prevalece las melodías de Liguetti y un guiño al 'Réquiem' de Verdi interpretado por dos cantantes de ópera.

PERSONAJE AL LÍMITE

Rubén Ochandiano elogió el proceso de trabajo con Bieito al que calificó como "el más placentero" de su vida. "Mi personaje está al límite y es un ser muy necesitado emocionalmente". El actor explicó que tanto él como sus compañeros de reparto han defendido cada papel "desde propuestas personales".

El director de escena apuntó también la "modernidad" que reside en el personaje de Felipe II, "el primer gran político de la historia de la humanidad en el sentido maquiavélico, con presiones y altibajos y laxo a la hora de tomar decisiones", recordó. Asimismo, la figura del hijo está "llena de contradicciones, como ocurre actualmente entre padres e hijos", apuntó Bieito señalando que cuando hace teatro es en estas cosas en las que piensa.

Además, el responsable de este montaje, confesó haberse "reconciliado" con Schiller, "el gran rebelde y reformador", y apostilló que en Occidente, en la actualidad, sólo se puede ser rebelde "desde el arte".

Por su parte, Àngels Bassas, se refirió a lo mal tratado que ha sido siempre su personaje a lo largo de la historia. "La Princesa de Éboli es siempre la mala, la intrigante, aunque hay un último libro sobre su figura que la redime. Yo creo que fue muy inteligente, un gran político, algo vetado a las mujeres en su época. Actuó llevada por las circunstancias", expuso la actriz. "En este montaje está muy humanizada", agregó.

Finalmente, "teatro para el espectador de hoy en día" es el resumen que hace de la función Mingo Ràfols. La obra estará en cartel hasta el próximo 8 de noviembre.