La capital acogerá el 6 de abril una reunión ministerial entre la UE y Cuba

Actualizado: martes, 16 marzo 2010 18:27

Se espera la presencia de Miguel Angel Moratinos y su colega cubano, Bruno Rodríguez

MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -

Madrid acogerá el próximo 6 de abril una reunión ministerial entre la UE y Cuba como parte del diálogo político que ambas partes retomaron en 2008, cuando los Veintisiete levantaron las sanciones diplomáticas aplicadas a La Habana desde 2003 por la detención de 75 disidentes, confirmó hoy a Europa Press un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

Este encuentro contará con la presencia del ministro Miguel Angel Moratinos y, en principio, con la de su colega cubano, Bruno Rodríguez, según la misma fuente, que no pudo precisar si la Alta Representante de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, participará en la reunión.

El portavoz señaló que este encuentro no tendría por qué suspenderse tras la resolución de condena que el Parlamento Europeo aprobó la semana pasada por la muerte del preso político Orlando Zapata y que La Habana ha rechazado con dureza, acusando a la Eurocámara de propiciar un "sucio debate" y "tergiversar hechos".

De hecho, la presidencia española de la UE y la Comisión Europea abogaron la semana pasada, un día antes de la votación de la resolución, por mantener el diálogo político con el régimen cubano como instrumento para lograr avances en la defensa de los Derechos Humanos y mejorar la vida de la población de la isla.

En un debate previo a la resolución, el comisario europeo de Desarrollo, Andris Piebalgs, se mostró "convencido" de que la UE debe "ahondar en el diálogo político en curso y continuar la cooperación al desarrollo con Cuba" porque permitirá "mejorar las vidas" de la población cubana.

En la cuarta y hasta la fecha última reunión entre la UE y Cuba desde 2008, celebrada el pasado 28 de noviembre en Bruselas, participaron, además de Moratinos y Rodríguez, el entonces comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Karel De Gucht, y el secretario de Estado de Asuntos Exteriores de Suecia, Frank Belfrage, cuyo país, uno de los más exigentes hacia Cuba, ejercía la presidencia de turno del Consejo Europeo.

EL CAMBIO DE LA POSICIÓN COMÚN

Fue en el marco de esa reunión donde Moratinos confirmó una vez más ante la prensa que aprovecharía el semestre de presidencia española para intentar sustituir la Posición Común de la UE sobre Cuba por un marco bilateral de cooperación, un objetivo que el Ejecutivo español ya tiene asumido que no conseguirá de aquí a junio, según reconoció ayer un alto cargo del departamento que dirige Moratinos.

La Posición Común de la UE, impulsada en 1996 por José María Aznar, rige desde entonces la política comunitaria hacia la isla y condiciona la relación bilateral a avances en democracia y derechos humanos. La Habana la rechaza al considerarla una imposición unilateral y discriminatoria en relación con otros países que tienen relaciones con la UE y que no son precisamente campeones en DDHH.

El canciller cubano declaró a la prensa tras la reunión de noviembre que "la mayoría de los Estados europeos" comprendían que la Posición Común "por su origen oscuro, por su carácter injerencista, discriminatorio y unilateral es un obstáculo insalvable para esa normalización y debe ser naturalmente sustituida por un marco de relación mutuamente acordado tal y como la UE tiene con muchos otros países".

La revisión de la Posición Común está en manos de los ministros de Exteriores de la UE quienes, en junio próximo, analizarán como cada año la política europea hacia la isla. Sus conclusiones las ratificarán días después los jefes de Estado y de Gobierno.

Todo apunta a que España no repetirá el éxito que obtuvo en 2008, cuando los líderes europeos aprobaron, a instancias del Gobierno español, eliminar las sanciones diplomáticas impuestas a La Habana en 2003 (y suspendidas desde 2005) por el encarcelamiento de 75 disidentes y ofrecieran retomar el diálogo político.

Las sanciones de 2003 consistían en limitar las visitas bilaterales de alto nivel, bajar el perfil de la participación de los Estados miembros en iniciativas y actividades culturales de las autoridades cubanas e invitar a los disidentes a las Embajadas en la isla en los días nacionales de cada país.