La Comunidad trabaja para mantener las tradiciones agrícolas y la inserción laboral en el sector

El consejero de Medio Ambiente, Carlos Izquierdo, en el campo
COMUNIDAD DE MADRID
Actualizado: jueves, 6 septiembre 2018 14:23

MADRID, 6 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Comunidad de Madrid quiere recuperar las tradiciones agrícolas y formar a particulares y asociaciones tanto en el cultivo de huertos como en la comercialización de productos a pequeña escala, animando asimismo al emprendimiento o la búsqueda de oportunidades laborales en este sector, ha informado la Comunidad en un comunicado.

Por este motivo, el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Carlos Izquierdo, ha visitado esta mañana el 'Laboratorio de agricultura abierta - AGROLAB El Escorial' perteneciente al Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA).

Izquierdo, durante la visita, ha destacado la importancia del sector agrario en la región, señalando que "para reforzar la calidad de vida en la región es imprescindible reequilibrar las relaciones territoriales entre el campo y la ciudad; de este modo, la agricultura se convierte en una pieza clave de cohesión territorial y social".

Asimismo, el consejero ha manifestado el compromiso del Gobierno regional en el impulso de las áreas rurales, impulsando la productividad y el mercado laboral, así como el desarrollo de una agricultura sostenible en nuestra región.

FORMACIÓN PRÁCTICA EN DOS MUNICIPIOS DE LA COMUNIDAD

Los laboratorios de agricultura abierta son una iniciativa del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) que se está desarrollando con gran éxito.

Más de cien personas y dos asociaciones locales han pasado ya por sus laboratorios, que comenzaron en 2015. Los talleres realizados tienen el objetivo de transmitir conocimiento agrícola y técnicas tradicionales, así como promover el emprendimiento, pero inciden además en el fomento de la inclusión social y la igualdad de oportunidades, dirigiéndose especialmente a reforzar las redes sociales de los participantes y lograr que tengan el impulso necesario para encontrar trabajo o emprender un negocio agrícola con los conocimientos aprendidos.

Por ello, el método de trabajo es participativo. El primer proyecto se desarrolló en Perales de Tajuña. El aprendizaje, en el que han participado 75 personas durante estos tres años, se ha realizado en tres fases: una iniciación a la producción, desarrollada en 3.000 m2 en los que se han instalado 24 huertos formativos, espacios comunes, zonas de experimentación de cultivos y una superficie para árboles frutales; la segunda fase de comercialización, que ha contado con 5.500 m2 para huertos formativos, y una tercera y última fase de emprendimiento, con las personas del proyecto que han decidido convertirse en emprendedores locales e iniciar su propio negocio.

El proyecto ha contado con una importante participación de mujeres (dos de cada tres) y jóvenes (el 54 % de los participantes es menor de 40 años). Otra de las características de estos emprendedores es que la mitad de ellos (el 52 %) estaban desempleados en el momento de comenzar su formación y ahora están trabajando en el mercado laboral general y el 10 % de ellos en el sector agrícola.

La Comunidad les ha proporcionado la formación, los materiales de plantación y el espacio para los cultivos, que en esta zona han sido de tomate, pimiento, berenjena y calabacín. El segundo proyecto comenzó en 2017, en la Finca Vivero El Escorial.

Desde entonces ha contado con la participación de 32 personas y dos entidades sociales que han animado a sus beneficiarios a conocer este proceso de trabajo (Aulencia Asociación, para la atención a personas con discapacidad y Entorno Escorial, asociación ecologista de El Escorial).

En este proyecto hay varios cultivos en marcha, entre ellos productos de la huerta de verano, plantas aromáticas y medicinales, lúpulo y frutos rojos.

Hasta el momento se ha desarrollado la primera fase de iniciación, en 24 parcelas individuales de unos 60 m2 cada una y un espacio comunitario de 300 m2 para las tutorías prácticas. El próximo año comenzará la segunda fase.

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