MADRID 4 May. (EUROPA PRESS) -
La representante de la Fiscalía de Madrid ha solicitado una condena de 36 años de prisión para uno de los acusados de abusar y prostituir a una menor de nacionalidad peruana por dos delitos de abuso sexual, agresión sexual y prostitución.
En la última sesión del juicio, la fiscal ha mantenido su petición de pena para los procesados Guillermo Eduardo L.S. y Jesús M.G. en base a la declaración de la víctima. Para este último, ha reclamado una pena de 10 años de cárcel.
En su declaración, Guillermo Eduardo L.S. relató ayer que conoció a la joven por medio de su familia y ha señalado que ésta le comentó que tenía 16 años. Según su relato, iniciaron una relación consentida a finales de 2005 y mantenían encuentros sexuales, siempre "voluntarios y consentidos". "Éramos pareja. Ella lo consentía", aseveró.
El acusado reconoció que llegó a enamorarse de la chica. "Vi en ella una niña que no tenía el calor de su familia", recalcó el procesado, quien manifestó su convencimiento de que la denuncia responde a una venganza de su familia por unos problemas que surgieron a raíz de la venta de un coche.
El abogado defensor relacionó a la familia de la chica con el desarticulado 'Clan de la chata'. Este grupo cayó hace unos días en una operación en la que se intervino más de 40 kilos de cocaína en Madrid, San Fernando de Henares, Torrejón y Alcalá, entre otras ciudades.
El letrado indicó que la madrastra de la víctima habría ido a la prisión para pedir 20.000 euros a cambio de que su hija retirase la denuncia. Según el letrado, la madrastra sería la líder del 'clan de la chata'.
NIEGAN EL DELITO DE PROSTITUCIÓN
A preguntas de la fiscal, el acusado negó ayer que obligara a la chica a mantener relaciones con otros hombres a cambio de dinero, así como que empleara la fuerza para forzarla a los encuentros.
Esta versión fue certificada por el otro acusado, que era el propietario del hostal donde tenían lugar los contactos. Jesús M. ha negado conocer a la chica y ha asegurado que sólo la vio en dos ocasiones con el otro procesado.
Por su parte, la joven relató que Guillermo le forzaba a las relaciones bajo la amenaza de que tenía información de su familia. "Por temor lo hacía", recalcó la chica, quien ratificó que le obligaron a mantener relaciones con otras tres personas, entre ellas el dueño del hostal.
Además, contó que trató de ocultar los hechos para que su familia no se preocupara. Sin embargo, su hermano vio un vídeo donde aparecía ella con Guillermo y decidió acudir a la Policía.
ACUSACIÓN
El relato del fiscal narra que el primero de los acusados, en una fecha indeterminada del mes de febrero de 2005, obligó bajo diferentes amenazas a una menor, alumna de un instituto de Torrejón de Ardoz, a ir con él del centro escolar a la habitación de un hotel situado en la localidad de Arganda del Rey.
Tras forzarla a desnudarse, colocó una cámara de vídeo y salió de la habitación para volver momentos después con un individuo, que se encuentra en busca y captura, que "manoseó a la menor, si bien y ante su resistencia, desistió".
A continuación, según el fiscal, entró otro hombre en la habitación que al ver la edad de la joven desistió también de satisfacer con ella sus deseos sexuales, aunque eso sí, abonó a Guillermo los 100 euros que ambos habían convenido como precio por el contacto que iba a mantener.
Escasos minutos después, prosigue el relato del fiscal, "entró Guillermo en el cuarto, encendió de nuevo la cámara y empezó a tocar a la menor por todo el cuerpo antes de forzarla de modo completo". Desde los mencionados hechos y hasta el mes de marzo de 2007, unas tres veces por semana, el procesado acudía a recoger a la menor al instituto, iban a la misma habitación del mismo hotel, redoblaba las amenazas hacia ella y sus hermanas y mantenía con la chica relaciones íntimas.
La joven aceptaba estas relaciones por el temor que sentía y por ser conocido de su familia. En torno a esta última fecha, el dueño del hotel, de común acuerdo con Guillermo, entró en la habitación y tras golpear a la menor logró mantener relaciones íntimas. Idéntico comportamiento y actitud tuvo el procesado que se encuentra en busca y captura. Al menos tres contactos sexuales fueron grabados con la cámara de vídeo.