Moneo y otros 200 intelectuales protestan contra la ruptura del contrato con el arquitecto de los Teatros del Canal

Actualizado: lunes, 22 octubre 2007 13:37

MADRID, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

Doscientos intelectuales y personas de la cultura han firmado un manifiesto en contra de la rescisión por parte del Canal de Isabel II, dependiente de la Comunidad de Madrid, del contrato firmado con el arquitecto Juan Navarro Baldeweg para la construcción del Teatro del Canal, situado en la confluencia de las calles de Bravo Murillo y Cea Bermúdez, en el barrio de Chamberí.

Arquitectos de la talla de Rafael Moneo, Jose María Ezquiaga, José María Torres Nadal, Ricardo Lampreave, Javier García Solera, Luis Moreno Mansilla y Pedro Molón, entre otros, responden así a la ruptura del contrato por unos "300 importantes defectos, carencias e imprevisiones" alegados por el Gobierno regional. Asimismo, han suscrito el manifiesto las escritoras Rosa Regás, Alicia Ríos, Isabel Azcárate y Carmen Alborch, entre otras.

El texto señala que con esta decisión Madrid se pierde la principal obra de Juan Navarro Baldeweg, quien ya ha construido en Salzburgo, Princeton, Salamanca, Amersfoort, Barcelona, Roma y Burgos, donde sus obra "son referencia en los textos que analizan el teatro contemporáneo".

"Los estudiosos de la arquitectura de nuestro tiempo conocen, estiman y siguen el trabajo de Navarro Baldeweg, como arquitecto y como artista plástico", manifiesta el texto, que también remarca que en su proyecto para los Teatros del Canal de Madrid, animó a formar parte de su equipo a prestigiosos profesionales de la ingeniería y mantuvo la expectación del mundo de la cultura madrileño en sus progresivas etapas de construcción.

En este sentido, estos intelectuales y artistas apuntan que Navarro Baldeweg sostuvo "con ejemplar paciencia el pulso de la obra ante los vaivenes de la cambiante política madrileña" y ahora dicen que "dilapida el dinero y aumenta los presupuestos; que es impreciso su proyecto y caprichosos sus cambios".

"Le empujan y difaman. Pero nada concuerda con la realidad de lo que se ve desde afuera, con el inusitado despliegue de unos planos quebrados que guardan la magia de unos maravillosos espacios logrados en un difícil y escueto solar. Espacios estirados, oblicuos y sabiamente conformados en la topología que afecta a las geometrías elementales", resaltan.

Y prosiguen: "Todo ello lo íbamos a disfrutar la ciudadanía. Ahora nos entregarán un edificio manipulado, en que las luces no estarán en su lugar, los colores y texturas no serán los adecuados y cuando estemos en él, nuestro observación repudiará la torpeza accidental frente a la claridad de la idea y la rotundidad de lo más esencial hasta ahora logrado".

Así, lamentan que "ya faltaba poco" para el fin de la obra, que, sin embargo, se va a convertir "en una lastimosa calamidad que destrozará el honrado trabajo de un arquitecto y, con él, de uno de los más preclaros hombres de la cultura española de nuestro tiempo".