Archivo - Un hombre trabaja en La Huerta Eugenia, un huerto urbano situado en una parcela municipal del madrileño barrio de Vallecas, en Madrid (España) a 11 de mayo de 2020 - Marta Fernández Jara - Europa Press - Archivo
MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
Parla y Alcorcón lideran en la Comunidad de Madrid la implementación del Plant Based Treaty (PBT), una iniciativa internacional que busca transformar los sistemas alimentarios hacia modelos más vegetales, sostenibles y saludables, en un contexto de creciente preocupación por el impacto climático.
Ambas ciudades han comenzado a trasladar a lo local los compromisos del tratado, que complementa los objetivos del Acuerdo de París y se centra en reducir las emisiones derivadas de la ganadería industrial y promover dietas basadas en plantas.
Mientras avanzan en su implementación, en la capital, Más Madrid llevó esta semana al Pleno de Cibeles una proposición para su adhesión al PBT, aunque la iniciativa fue rechazada por PP y Vox.
En Parla, primera ciudad española en respaldar la iniciativa, la adhesión aprobada en mayo de 2025 se ha materializado en acciones concretas como la promoción de menús vegetales en comedores públicos, la inclusión de criterios sostenibles en compras institucionales y campañas de concienciación dirigidas a la ciudadanía para sensibilizar sobre los efectos de la ganadería intensiva en el clima y la biodiversidad.
Alcorcón, por su parte, ha incorporado cláusulas en contratos municipales para favorecer productos de origen vegetal y ha desarrollado campañas informativas para impulsar hábitos alimentarios más equilibrados. Entre sus objetivos figura reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad --un 37,7% de la población mayor de 16 años presenta sobrepeso-- fomentando dietas basadas en frutas, verduras y legumbres.
El Plant Based Treaty, impulsado desde la sociedad civil, se articula en tres ejes: redirigir los sistemas alimentarios hacia dietas vegetales, renunciar a la expansión de actividades ganaderas que degraden ecosistemas y restaurar los entornos dañados mediante reforestación y conservación.
Además del impacto ambiental, la campaña alerta de las consecuencias sociales y sanitarias de la ganadería industrial, incluyendo contaminación, precariedad laboral y afectación de territorios rurales e indígenas.